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He leído con atención el artículo publicado por el alcalde de Palma, José Hila, en la que explicaba que él defiende una ciudad poliédrica, un nuevo concepto que consiste en conectar barrios y crear puntos de encuentro para los vecinos. Hila quiere generar espacios públicos de convivencia con árboles y juegos infantiles, como si hasta ahora los ciudadanos de Palma no saliesen de sus domicilios y tuviesen miedo de visitar otros barrios que no fuesen los suyos. No me extraña que un alcalde con unas ideas tan confusas esté consiguiendo que a los ciudadanos de Palma la actual legislatura empiece a parecer tan larga. Realmente pensaba inocentemente que los últimos escándalos provocarían algún cambio interno para intentar llegar a las elecciones de una forma más digna, pero me equivoqué. Solo con el escándalo de las notificaciones de multas encontradas en un torrente tendrían que haber dimitido varios miembros del gobierno municipal.

Porque esta cuestión hace tiempo que se venía denunciando en las redes sociales y la reacción había sido nula. Los ciudadanos lamentaban que no hubiesen recibido las notificaciones para poder recurrir multas, que al fin y al cabo ese es su derecho. El responsable político del desaguisado es cómo no Alberto Jarabo, calificado por alguno de sus antiguos compañeros como el ‘fracasado’. A Jarabo y al resto de sus compañeros de gobierno les importa un auténtico bledo los derechos de los ciudadanos porque las notificaciones se dan por entregadas aunque estuviesen en un torrente. «Hay muy pocas multas afectadas», decía el edil de Podemos, que se ha lavado las manos con el asunto pese a ser él el responsable político. Pero tranquilos que nadie va a dimitir por la chapuza. Que si dimitiesen no tendrían ni derecho a paro.

Y luego tenemos la llave del Reino de Mallorca, un «hallazgo histórico» según Hila y el concejal de Educación, Llorenç Carrió. ‘La clau’ de la Ciutat presentada era supuestamente de 1522, que había pasado por varios propietarios hasta que llegó a Christie’s. Gracias a unos artículos de prensa, justificaron, Cort pudo conseguirla en préstamo y presentarla. Pero todos sabemos ya la gran mentira: se trata de una pieza del siglo XIX y no del siglo XVI. En la calle Platería de Palma debe haber llaves más antiguas y mucho más baratas. Evidentemente nadie ha dimitido por el trampantojo de la llave. Cuando uno asiste al día día municipal a través de lo que se publica en los medios (por cierto, todos coinciden en que Hila es el peor alcalde de la historia de Palma) sorprende que ahora intenten hablar de la Palma poliédrica como si los ciudadanos no se enterasen de nada y fuesen estúpidos. Ya no se trata de derecha e izquierdas. Simplemente es sentido común y gestión, lo que ha faltado durante muchos años en la ciudad.