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La falta de taxis en Palma no es algo que se circunscriba a los meses de verano y culpar a la temporada turística de todos los males vividos es pueril y lo es porque estamos en octubre y la situación sigue igual o peor. En estos momentos son muchos los que asisten con estupor al mal servicio que proporciona el sector, porque no sólo es imposible conseguir que te cojan una llamada, sino que la mayoría de las paradas está vacía. Las emisoras, o comunican o simplemente cuelgan sin atender al cliente. ¿Tan difícil es poner un mensaje grabado que diga que en esos momentos no hay ningún vehículo disponible? Debe ser que sí, pero mientras, los ciudadanos se encuentran en la necesidad de recurrir a amigos o conocidos para un desplazamiento inevitable. Y de las urgencias, ya ni hablemos. ¿De quién es la culpa? De todos, Ajuntament de Palma y taxistas a la cabeza, que con esta actitud lo único que están consiguiendo es que la gente clame por la llegada de Uber y Cabify a la Isla, porque, visto lo visto, la competencia se hace cada vez más necesaria.