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Estoy hecho un lío. Ya no sé si posicionarme a favor o en contra. Pensaba que lo tenía claro, pero nuestros políticos me han llevado a la sinrazón de la confusión. Me explico, a ver si así me aclaro. Hace unos días, varios políticos de los que nos gobiernan aplaudían la promoción que la Warner hizo de Baleares como destino turístico. Es una promoción publicitaria de escala mundial. El caso es que el mismo día que aplaudían a la compañía estadounidense hacían pública su intención de fijar un nuevo techo de plazas turísticas para las Islas.

Tengo que reconocer que fue en ese momento cuando me empecé a liar. Ver a los mismos políticos que promueven campañas para que el turismo venga a nuestras Islas, establecer un control de acceso a visitantes o manifestarse en contra del turismo, se me antoja una contradicción, lo cual me confunde enormemente. No entiendo a estos representantes públicos que presentan su imagen para inaugurar congresos de promoción del turismo balear, que acuden a ferias nacionales e internacionales de turismo, que se hacen fotos institucionales en jornadas de fomento de agencias de viajes o que negocian con sus adláteres para que nuestras islas sean los destinos de nuevas compañías aéreas o navieras, que luego pongan puertas al campo. No entiendo que se fijen límites al turismo que tenemos y, a la vez, se busquen nuevas rutas que tengan como destino nuestras Islas. No entiendo que a primera hora de la mañana nos digan que estamos sometidos un turismo masivo, agresivo y desbordante y a primera hora de la tarde hagan estudios para crear estrategias de captación de turistas. No entiendo que un político afirme que, gracias a la temporada turística, Baleares esté rozando el pleno empleo y al mismo tiempo sostenga la necesidad de reducir el número de plazas hoteleras. Estoy hecho un lío.