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A la presidenta Armengol le preocupa muchísimo que con los impuestos de los ciudadanos de Balears se pueda financiar a los ricos de Andalucía después de que esta comunidad haya decidido suprimir el Impuesto de Patrimonio, cuya recaudación no supone ni el uno por ciento del total de los ingresos fiscales. Si le preocupa que se financie a los ricos con nuestros impuestos, no hace falta que se vaya tan lejos y puede escandalizarse con lo que está ocurriendo aquí mismo. Basta recordar que el Consell de Mallorca, gobernado por el PSOE, ha regalado 1,8 millones de euros a una empresa estadounidense con un propietario acusado de racismo. No sé si Armengol suele acudir a los partidos del Real Mallorca, pero ya le aviso que no encontrará muchos pobres en el palco presidencial. Y en el aparcamiento donde estacionan los jugadores del equipo tampoco.

A estas alturas del siglo XXI no deja de sorprender que aún haya políticos que consideren que alimentar el debate sobre pobres y ricos pueda darles un rédito electoral, si bien el despiste de Armengol en relación a la estrategia que debe acometerse en relación a los impuestos es bastante impropio de una dirigente política de su experiencia. El debate lo tiene perdido de antemano y no le quedará más remedio que seguir a aquellas comunidades del PP, y también de su partido, que ya han anunciado una rebaja del IRPF para rentas por debajo de los 60.000 euros. Nadie le pide a Armengol que cierre hospitales o colegios para rebajar impuestos, pero sí que tenga en cuenta que ha recaudado más dinero gracias a la inflación que pagamos todos, ricos y pobres en Balears. A falta de datos autonómicos, el Gobierno central ha ingresado ya 150.000 millones de euros gracias al incremento de los precios. Hagan números de lo que ha podido recaudar el Govern por encima de sus previsiones durante este año.

Si a la presidenta y sus socios les preocupa tanto los pobres, aunque a la vista del debate sobre la ayuda al Real Mallorca lo han disimulado bastante bien, que empiecen a tomar medidas contra las colas del hambre que se registrarán en los próximos meses en Balears. Igual se me he pasado alguna información al respecto, pero desconozco si el Govern o el Consell de Mallorca han programado más ayudas para este invierno a todas aquellas instituciones que reparten alimentos a las familias que apenas tienen ingresos para vivir. Tampoco he escuchado a ningún político hablar sobre el tema. Es el mismo silencio que con el tema de las menores tuteladas que fueron prostituidas. Hablar de ricos y pobres con la que va a caer este invierno es, simplemente, perder la perspectiva definitivamente sobre lo que pasa a nuestro alrededor.