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Uno no entiende que la Autoridad Portuaria de Balears (APB) no esperase el dictamen de la Abogacía del Estado antes de aprobar la puesta en concurso de la gestión y cesión del Club Náutico de Ibiza. Un dictamen que daba luz verde a la solicitud de prórroga por dos años de la concesión temporal del Club Náutico Ibiza. Uno de los grandes motivos de la política es el de evitar que la simple ambición, que tantas veces adolece de ética, sea el único criterio a la hora de conceder entidades con tanta personalidad e historia como el Club Náutico de Ibiza. Lo escribo porque si el único criterio que prevalece es el económico, muchas de sus actividades y sus anclajes, al subir sus precios, dejarán de estar en manos de los ibicencos que, sencillamente, no podrán pagar esos amarres que subirán de precio un 400 %. El Club, si es que llega ese terrible momento y después de 97 años de existencia, pasará a estar en manos de aquellos ricos que puedan pagar lo que se les pedirá. La sociedad ibicenca, con ello, perderá su capacidad de vivir unida al mar que le rodea a través del Club, que habrá sido convertido en una simple entidad privada; entonces dejará de tener el sentido social que ahora lo define gracias a sus actividades de promoción de los deportes náuticos y a sus proyectos sociales y culturales, a precios asequibles, sin ánimo de lucro. No olvidemos que el competidor para la gestión del Club es la empresa Puertos y Litorales Sostenibles (PLS); esa misma empresa ya ha admitido que, si llega a tener la gestión en sus manos, encarecerá todos los precios, convirtiendo así el espacio que ocupa hoy el Club Náutico Ibiza en una marina de lujo, la más cara de las Balears. Ese es el problema que me inquieta cuando recuerdo que la APB es un ente público que presentó unos resultados positivos de 56 millones de euros en este último año, de los que 20 millones se ganaron en el puerto de Ibiza; eso es, en mí, todo un escándalo… y si no lo es para todos, será porque los ciudadanos, a golpe de incoherencias políticas, nos estamos acostumbrando a ver como las Islas son vendidas al mejor postor sin que ninguna Administración haga nada para limitarlo. Lo del Club Náutico de Ibiza, ante tanta incoherencia, huele mal, muy mal.