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He soñado que el Papa venía a pintar mi habitación. No sé si debe ser grave, pero la dejaba perfectamente blanca, de una lisura extraordinaria, reluciente como el sol. Cuando le he felicitado me ha mirado con sorna y se ha quitado el solideo para rascarse la coronilla. «Che, pibe» me ha dicho «Uno es profesional». Entonces he constatado que tenía un acento marcadamente argentino, y le he dicho, para darle coba: «Vos sos un maestro». Él ha añadido: «Esta changa me tiene hecho percha», que explicado significa: «Esta ocupación transitoria me tiene agotado».

Entonces me he despertado y he visto que había nombrado a 20 cardenales nuevos. Menos mal que estaba agotado, he pensado. Y me he acordado del chiste en que el Papa le pide al chófer que le deje conducir el papamóvil y duplica la velocidad permitida. Entonces va un agente y le detiene, pero se queda asombrado. Consulta a sus superiores por teléfono diciendo que no se atreve a multar a un personaje muy importante, y desde la central le preguntan: «¿Cómo de importante es el infractor?». «No lo sé, pero su chófer es el Papa». En mi caso el Papa era el pintor, pero lo que pasa es que el día anterior había contratado a un pintor argentino que se le parecía un poco, y ya se sabe que en sueños la realidad se confunde con la ficción.

Cuando el pintor argentino ha vuelto a casa para reanudar su trabajo le he dicho: «Habemus Papam». Pero no me ha entendido. Claro, no sabía de qué iba la cosa. Entonces he recordado que cuando era pequeño la plaza de la catedral de Ciutadella se llamaba plaza de Pío XII, que entonces era el Papa, un señor alto y delgado, muy ceremonioso (muy ‘señor’, decía mi madre). Yo creía que hacía ‘Piopapío’ como los ruiseñores. He buscado lo de los veinte cardenales nuevos y me he enterado de que muchos de ellos son ‘progresistas’ y proceden de Asia, África y América Latina. Entonces he entendido que el papa Francisco está intentando echar balones fuera. No sabía de su afición al fútbol. Ya me veo volviendo a soñar con el Papa, pero esta vez jugando al fútbol con la sotana arremangada y con cara de Messi.