Contemplo el ridículo del Hulk iraní en su debut en un combate de boxeo. Ahora que se han puesto tan de moda este tipo de veladas entre aficionados más o menos famosillos, te das cuenta que lo único que persigue el gran público (no el verdadero aficionado al boxeo) es que dos tipos se den de ostias sin contemplaciones. Es algo incongruente (dónde está la belleza plástica que se origina en la confrontación entre dos púgiles experimentados), pero razonablemente humano: al vulgo le gusta meter las manos en la mierda. Sajad Gharibi, el autodenominado Hulk iraní, acarició las mieles de la fama en las redes sociales con la portentosa exhibición de su poderío físico: un tipo descomunal, 1,88 metros y 177 kilos, brazos gigantescos y cintura diminuta en proporción a su monstruoso torso. Hacía estallar sandías con sus propias manos y retorcía clavos.
El Hulk iraní
09/08/22 3:59
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