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A falta de menos de un año para las elecciones autonómicas y municipales, los ciudadanos deben hacer un balance de la situación actual y compararla con la de hace ocho años. Así sabrán si tienen que votar a las fuerzas de izquierdas o bien optar por un gobierno de centro derecha o derecha extrema, evidentemente sin Ciudadanos, partido en fase de extinción. A la hora de votar hay algunos aspectos que se tienen en cuenta, pero sobre todo la economía, la sanidad, la educación y la limpieza en las ciudades condicionan al votante no militante. Todo lo demás es importante, pero suele quedar en un segundo plano cuando los ciudadanos depositan su papeleta.

A nivel de sanidad, esta legislatura ha estado marcada por la pandemia, pero las listas de espera no están mucho mejor que cuando el PP recortaba tanto dinero en los Presupuestos (o eso decía la izquierda cuando estaba en la oposición), la Atención Primaria está en una situación precaria y no se ha construido ni un solo hospital nuevo. Si hablamos de Ibiza, la situación es más que delicada por falta de médicos que, simplemente, no se pueden pagar una casa en la isla. Como ven, la sanidad, siete años después, no está para tirar cohetes y la propia consellera ha dicho que no es cuestión de dinero. Es decir, más dinero no siempre significa mejor servicio. Lo dice la consellera.

En educación, la única diferencia que hay en relación a las anteriores legislaturas es que no hay camisetas verdes que llenan las calles con sus protestas, pero el nivel educativo de nuestros alumnos está muy por debajo de la media. Tampoco se han hecho muchos más centros escolares y se mantienen los barracones o incluso hay más que antes.

En cuanto a la economía, la situación es boyante gracias a una temporada turística histórica tras dos veranos de pandemia, pero los nubarrones comienzan a verse cerca. Si además la inflación ha subido un diez por ciento en un año, los ciudadanos somos más pobres y tenemos menos poder adquisitivo, eso sin hablar del precio de los combustibles, algo que pesará a la hora de depositar un voto. De vivienda todo sigue igual por ser generoso. Los jóvenes no tienen posibilidad de acceder a ella y no se articulan medidas ingeniosas que hagan posible que puedan adquirir un piso sin necesidad de aportar un dinero que nunca podrán ahorrar.

Más allá de la propaganda permanente (el Govern tiene contratados a más periodistas que la mayoría de los medios de comunicación de Balears) y del escaso espíritu crítico que se produce cuando gobierna la izquierda, no se puede decir que hayamos avanzado demasiado, tampoco en derechos. Recuerden el varapalo judicial a las restricciones del Govern por la pandemia, con multas muy por encima del resto de autonomías que nunca se podrán cobrar.

Lo de la ‘ley Mordaza’ de Rajoy al lado de las restricciones de Armengol son una simple anécdota. Por eso ahora verán muchas promesas electorales, mucha más propaganda y nos intentarán hacer creer que hemos mejorado muchísimo. Pero un análisis mínimamente riguroso demuestra todo lo contrario. Y eso sin hablar de Palma, que es el símbolo del desastre de gestión.