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El Consell de Mallorca ha anunciado hace unos días su intención de regular la entrada de coches de alquiler a la Isla el próximo año. Poco se sabe cómo lo hará, pero algún conseller del gobierno insular ya ha anticipado que las limitaciones serán un éxito «igual que en Formentera». Convendría rebajar un poco la euforia y explicar cómo ha funcionado la experiencia en Formentera desde que en julio de 2019 lo puso en marcha para evitar tantos vehículos en la isla, sobre todo en verano. Para empezar deberían saber que toda la flota de coches de alquiler de Formentera está reservada para los meses de julio y agosto. Además, los precios han aumentado un 15 %. No parece que el negocio del rent a car vaya nada mal pese a las limitaciones del Consell.

El gobierno insular formenterense, formado por PSOE y Gent per Formentera, ya ha asumido que el sistema utilizado para limitar los coches en la isla merece una revisión muy profunda. El Consell de Formentera achaca a la duración de las estancias en la isla el incremento en el número de entradas de vehículos registrado por la Autoridad Portuaria de Baleares desde que entró en vigor la limitación de acceso de vehículos a la isla. Este año la norma se aplica desde el 15 de junio al 15 de septiembre. Los vehículos que pagan la tasa son los no residentes, que tienen que abonar 3 euros al día para turismos con un importe mínimo de 15,00€ y 1,50€/día para motos con un importe mínimo de 7,50€. Los vehículos híbridos de los visitantes de fuera de las islas estarán bonificados al 50 % y los eléctricos bonificados al 100 %. Tampoco pagan tasa los residentes en Balears, los propietarios de una segunda residencia en la isla, los residentes en Ibiza que trabajan en Formentera, así como los vehículos de alquiler autorizados. Ya ven que el número de coches que abonan la tasa se va reduciendo.

La fórmula puede parecer magnífica, pero el objetivo de reducir el número de vehículos que circula por Formentera no se está consiguiendo ni de lejos. Apenas hay control de los coches que llegan al puerto de la Savina y la afluencia de vehículos depende del número de días de vacaciones que pasan los turistas en la isla. Desde el propio Consell de Formentera han admitido este verano que la medida no está siendo disuasoria y no han conseguido que las carreteras dejen de estar saturadas. El problema de Formentera es que el transporte público no es ninguna maravilla y, por lo tanto, tampoco es una alternativa. Además, ningún turista que se gasta 100 euros en una comida y 200 euros como mínimo por una noche de hotel deja de venir a Formentera por 7,50 euros que cuesta la tasa de entrada de vehículos.

Recomiendo a los cerebros de la propuesta del Consell de Mallorca de poner límite a los coches de alquiler en la Isla que piensen muy bien cómo la pondrán en práctica, pero que no digan que hay que imitar a Formentera porque la fórmula funciona a la perfección. Eso no es cierto. Todo apunta a que la idea del Consell de Mallorca es un globo sonda que, a un año de las elecciones, tiene poco recorrido. Si es así como quieren arreglar el colapso circulatorio de Mallorca estamos bien arreglados.