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Hasta los niños pequeños, pero listos, saben que la economía europea, y también la brutal inflación que nos asfixia, dependen exclusivamente de lo que decida Putin, que es el que manda y tiene los misiles por el mango. También un poco de Zelenski, ese que todos los días nos reprende por la tele a causa de nuestro tibio ardor guerrero. Esos mismos niños pequeños, naturalmente, también saben que todo lo que hagan o digan los Gobiernos europeos, así como las medidas económicas urgentes que tomen, funcionarán más o menos, o nada, según le dé la gana a Putin. Bueno, todos no lo saben, porque aquí nuestras recalentadas derechas están convencidas de que tanto la inflación como los inminentes desastres económicos, son cosa de Sánchez y su Gobierno populista radical. Y cuando nada más anunciar impuestos a las eléctricas y los bancos, cosa que hasta el liberal Draghi aplicó en Italia, se produjo una caída de los valores bancarios, pusieron el grito en el cielo con desgarramiento de vestiduras. El PP incluso abandonó por un momento su habitual discurso sobre la complicidad de Sánchez con ETA, heredado de Rajoy, para arremeter contra esas medidas intolerables. ¡Pretender cobrar (transitoriamente) impuestos sobre beneficios a energéticas y bancos, como a contribuyentes del montón! Donde se ha visto tamaña salvajada, que hunde los mercados y ahuyenta inversores. La chiflada Arrimadas aseguró que no sólo el Gobierno era desastroso y culpable de la inflación, sino que carecía de escrúpulos. A quién se le ocurre, en pleno siglo XXI, tocar a bancos y energéticas. La CEOE, y su presidente señor Garamendi, con más educación y buenas maneras, calificó de error la medida, y acusó al Estado de lucrarse con las subidas de precios. A diversos expertos televisivos he escuchado decir que, además de intolerable y muy triste para los inversores, esta medida es inútil, porque cualquier impuesto a las eléctricas acaba inmediatamente en el recibo de la luz. No sé. Pero asombra el alboroto que se ha montado con este impuestito de nada. Sobre todo, considerando lo dicho en las primeras líneas. Que el que manda es Putin. Y aun así, aquí lo único importante es que ciertas cosas no se tocan.