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Somos muchos los lectores a quienes nos apasionan los materiales que, a priori, los escritores no dejaron para ser publicados. Así pues, epistolarios, dietarios y otras obras consideradas menores hacen las delicias de quienes tenemos curiosidad por lo que los estudiosos consideran los ‘papeles íntimos’ de los autores. Todo este material está en desaparición, entre otras cosas porque desde la llegada del mail casi nadie escribe cartas y por supuesto son muy pocos quienes archivan debidamente los correos o los mensajes instantáneos. En el congreso internacional dedicado a Robert Graves hemos podido saber que el escritor escribió más de 10.000 cartas. Unas 8.000 ya están digitalizadas por su hijo William. Qué inmenso placer hallarán los lectores de Graves en todo este material y los curiosos por conocer el mundo que le tocó vivir. Y qué pena que la correspondencia sea ya algo del pasado.