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En un momento histórico muy difícil y decisivo para Francia, Europa y el mundo, Jean Melenchon, con sabiduría, inteligencia, humildad, constancia y, sobre todo, argumentos políticos socioeconómicos, ha logrado convertirse por méritos propios en el líder y político capaz de reunir lo que parecía imposible: a todas las fuerzas progresistas y de izquierda del país galo, incluido al Partido Socialista Francés, cuyo primer secretario, Olivier Faure, ha reconocido los graves errores del partido y ha criticado la mala gestión de su antecesor François Hollande, ya que fue tal el descrédito y desprestigio de su mandato, que solo consiguió menos del 2 % de votos, sin lugar a dudas el peor resultado de su historia.

Ante esta realidad, la intención es reunir la mayoría de los partidos de izquierda tras el escudo de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES) y obtener una mayoría en la Asamblea Nacional, que obligue al presidente Emmanuel Macron a poner a Melenchon como primer ministro, para de esta y única forma poder aplicar un programa socialdemócrata moderado, jubilación a los 60 años, un salario mínimo de 1.400 euros, más impuestos a las grandes fortunas y una oposición critica a la UE.

Con estos datos en la mano, unido a un buen trabajo ideológico de decenas de dirigentes, diputados, concejales, alcaldes, sindicalistas, militantes y simpatizantes activos, deben explicar el programa electoral y que llegue a todos los segmentos de la sociedad (fábricas, universidades, colegios, hospitales, etc.). Máxime cuando los grandes medios globalizados del mundo de la comunicación están al servicio del gran especulativo y corrupto poder financiero.

Pienso que en la medida que seamos capaces de llevar acabo tan sabias y justas reflexiones predicando con el ejemplo, dejando la política de despacho y recuperando la tantas veces secuestrada cultura de la autocrítica y critica permanente y el debate sistemático hasta la saciedad, las condiciones político y socioeconómicas podrán llegar a buen puerto para que el próximo día 19 de junio, la coalición electoral promovida por Francia Insumisa consiga la mayoría de los 577 diputados en disputa y Jean Melenchon logrará ser primer ministro.