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Nuestro mundo, quizá no sea el mejor mundo posible, pero de momento, es el mejor mundo que tenemos. El ser humano nunca ha dejado de sorprenderme. Para bien y para mal. Desde el inicio de los tiempos, desde el inicio del viaje humano por el sendero de la vida, desde hace centenares, miles de años atrás, el homo sapiens ha sido siempre capaz de lo mejor y de lo peor. Hemos demostrado sobradamente que cuando hacemos girar la peonza de la inteligencia hacia lo positivo, somos capaces de crear cosas increíbles.

Miremos el mundo que nos rodea y las creaciones o invenciones del hombre. Navíos. Aeroplanos. Cohetes. Construcciones inverosímiles. Los palacios más majestuosos. Los tejidos más bellos. El arte. Las mejores recetas de cocina. Hospitales. Medicinas. La música. La tecnología. Mejoras cívicas y sociales. La democracia, que ya estuvo de moda en algunas polis griegas algunos siglos antes de Cristo. Los derechos y las libertades. Organismos de paz. ONG. La solidaridad y la cooperación internacional. Y millones de cosas más. Pero si la peonza de la inteligencia la hacemos girar hacia lo negativo, somos capaces de lo más terrible y atroz. Y de las cosas más atroces que hemos inventado está la guerra, siendo la bomba nuclear el más nocivo de todos los inventos.

Si bien es cierto que todas las naciones tienen derecho a defenderse, y que nadie debería atacar a otra nación bajo ningún concepto, qué duda cabe que somos pioneros en el desarrollo de armamento para lastimar, mutilar, matar a otros miembros de nuestra misma especie. Sapiens contra sapiens. Hay seres de nuestra especie, en nuestro mundo, admirables. La mayoría de los premios Nobel. Qué grandeza la literatura, la pintura, la escultura, la poesía… Los avances en medicina. Pero entre nosotros habitan también los seres más despreciables, miserables y sanguinarios. Aún así, me quedo con la parte buena del mundo, de nuestra sociedad occidental. Debo ser agradecido por haber nacido en una nación próspera y actualizada. Con acceso a la educación y a la sanidad. Con un sistema capitalista que premia el esfuerzo y castiga la holgazanería. Sin ser un mundo perfecto, este es el mejor mundo que tenemos. ¿Te animas a mejorarlo?