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Resulta triste volver a vivir aquellas guerras destructivas, con millones de muertos y miles de edificios destrozados, los rusos huyendo hacía el norte donde poder cobijarse, mientras otros, supuestos traidores, fueron asesinados por el jefe supremo del comunismo, extendido por los países cercanos, convertidos en la URSS. La conquista de los países vecinos consistió en declararles aliados soviéticos de la Gran Rusia. La revolución contra el zar Nicolás II supuso la abolición de la monarquía en enero de 1917. En octubre del mismo año los comunistas cogieron el poder bajo la dirección de V.L Lenin y L Trotski, sentando los fundamentos del régimen socialista, formando la Unión de Repúblicas Soviéticas de la URSS.

En Leningrado en 1942 las calles tenían montañas de nieve, el termómetro marcaba treinta grados bajo cero. La gente se cubría con mantas, edredones y pañuelos, mientras rastreaban las calles en busca de algo comestible para llevarse a la boca. Cientos de tanques de la Wehrmacht, que desde el verano iban arrasando pueblos hasta llegar a San Petersburgo. Los habitantes de la inmensa urbe zarista, no tenían alimentos, ni casa con puertas y ventanas. Mucha gente falleció de puro frío, sin leña con que calentarse, ni comida caliente. Cuando encontraban a alguien, sentado en la misma posición, cubierto todo él de nieve le quitaban la nieve, le cortaban una pierna, llevándosela a un sitio escondido donde freírla y comérsela.

El asedio de la capital a manos de los nazis, duró 900 días, los más mortíferos de la historia: al menos 750.000 civiles murieron de inanición o congelados. Hubo asesinatos, necrofilia, también robaron y violaron. Uno de los acontecimientos tremebundos, era el canibalismo. Se ha dicho que en la rica Ucrania existieron casos idénticos, que podría ser ciertos; del mismo modo ocurrió cuando la Revolución Rusa de 1918. No querríamos volver a aquel espanto, sin embargo, Putin va a por todas. Pues en gran medida, lo que ocurrió durante el s. XX, puede volver a pasar, tanto la hambruna, como, derribos, frío horrible, sin leña, ni luz, ni comida, y tantos muertos o desaparecidos. Con todo, el mundo occidental se ha puesto del lado de los ucranianos, dado que no fueron ellos quienes iniciaron la guerra, cortando el gas, la electricidad y cereales. Putin está empecinado en apoderarse de su país fronterizo. Gracias a Dios las repúblicas comunistas desaparecieron tras 105 años. Acabemos las disputas.