TW
0

Acercándose otras elecciones autonómicas y locales la realidad y las cosas empiezan a verse con una nueva perspectiva. Arranca la siembra y compra del voto, la tertulia política cual partido de fútbol. Incrementaremos los análisis y los artículos de contenido político pensando que ahora sí tiene sentido recordarle a la gente los efectos y trascendencia de todo aquello que los gobernantes y la oposición nos han ofrecido o hecho sufrir. Una absoluta o absurda ilusión en una sociedad donde la abstención deja un profundo vacío y los que votan lo hacen con la misma pasión e irracionalidad de los hinchas por su equipo. Por desgracia se acerca el momento en el que se imponen los intereses a las ideologías.

Por ello vamos a empezar a asfaltar calles, a intensificar las subvenciones y a prometer todo aquello que permita asegurar el voto de esta democracia cautiva y partidista. La campaña ya ha empezado y con ello toda aquella propaganda que luego agitamos en redes como si las banderas de los políticos fueran las nuestras. Craso error ante una realidad donde somos utilizados y bastante engañados, aunque se manejen expresiones como gobierno del pueblo o se usen frases donde interés general sea su epicentro. Alejados de la calle y de todo lo que no sean sus problemas y sus luchas ahora los políticos empezarán a mostrar su lado más humano y una cercanía que se disipará cuando las urnas los ensalcen o defenestren. Como siempre, unos nos dirán que seguirán trabajando para mejorar nuestros municipios y nuestras Islas, los otros nos advertirán que continuar en el camino nos abocará a un precipicio. Nos adentramos en un periodo de verdades absolutas, de estar a un lado u otro, de ser facha o comunista, de que gobierne el PSOE o lo haga el PP. Al final esta democracia por la que tanto lucharon los que ya no están se ha convertido en una cosa vulgar, dual y aburrida.

Por desgracia, y con mayor frecuencia, también bochornosa como ocurre en algunos plenos municipales o también en la misma sala de las cariátides. No quiero ser excesivamente pesimista. Puede que durante este año haya personas capacitadas y comprometidas que den un paso al frente y renueven partidos existentes o bien creen nuevas iniciativas. Especialmente en el ámbito local donde deberían existir mayor número de partidos independientes con personas preparadas para trabajar por sus vecinos y no para unas siglas que suelen ser muy ingratas a pesar de repartir cargos como premios a los trabajos por esas estructuras llamadas partidos y cuya realidad interna nos ocultan para que no trasciendan socialmente asuntos que afectan a egos, financiaciones irregulares y otras vergüenzas comunes a todos por igual. En fin, un año para comprobar que nada ha cambiado o bien para ilusionarnos. Desde el egoísmo imperante debo confesar que deseo lo segundo, todo lo que pueda mejorar nuestra vejez empieza a fraguarse en 2023.