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de patitas en la calle, o en la puta calle como decían los más castizos, siempre ha sido lo peor que se le podía hacer, las tinieblas exteriores, el llanto y crujir de dientes, el espanto de la intemperie. «¡Tú, a la calle!», es lo último que escuchaba el desventurado o desventurada ante de echarse a perder. Salvo que se trate de libros, naturalmente, para los que eso de salir a la calle, todos hacinados bajo el sol como gentes sin techo, o inmigrantes en la vendimia, es la gran fiesta anual, la Fira del Llibre, el acontecimiento cultural que editores, libreros y escritores esperan todo el año con ansia. Y que empieza hoy. Sí, a mí también me han puesto alguna vez de patitas en la calle, y desde luego, no tiene ninguna gracia. Me extraña que a los libros les guste, porque es algo que no les gusta ni a los perros.

Cualquier cosa dejada en la puta calle, como un homeless, a los tres días ya da pena, de lo sucia y desmejorada que está. Lo normal es que se le ponga una mirada aviesa y recelosa. Pero bueno, si editores, libreros y escritores lo prefieren así, y está claro que les encanta la calle y la feria, (por el contacto con los lectores, dicen), pues no se hable más. A mí me gustan mucho los libros en las librerías (y los pomos de puerta en las puertas), a los que visito al menos dos veces por semana, y no tanto en la calle como gatos vagabundos. Además, en una librería hay menos peligro de que algún escritor (¡aún vivo!) intente frenéticamente comunicarse conmigo y dedicarme el libro, lo que me disuadiría de leerlo.

En la distancia y la extrañeza está el secreto de la literatura, y el placer de la lectura; parece mentira que muchos no se hayan enterado. De ahí que los libros, como la cultura en general, sufran en la actualidad una enfermedad terrible. La pavorosa cursilería. Como ese guante que exhiben los golfistas en el bolsillo de detrás del pantalón, con los deditos colgando. Ahí reside la elegancia, en que el guante no esté en su sitio. Y los libros, de patitas en la calle. Pero dije que si todos lo prefieren, no se hable más. Y no cumplí. Siempre hago igual. Lo compensaré. Hoy empieza la Fira del Llibre. Venga, todos a la calle.