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Hoy concluye un foro internacional celebrado durante toda esta semana en Zimbabue para firmar una declaración de apoyo al país para la venta de sus reservas de marfil. Otra alternativa que plantea el país africano es salir del tratado internacional de comercio. ‘Marfil’ tiene su origen etimológico en el árabe, significa ‘Adm alfil’ hueso de elefante. Se refiere a la materia blanca que compone los dientes de los animales mamíferos. El más conocido es el que se obtiene de los colmillos de los elefantes; pero también se emplea el marfil de morsa, hipopótamos y otros animales.

La conferencia dio comienzo esta semana en el parque nacional de Hwange, un centro de vida silvestre al suroeste del país donde se encuentra la reserva más grande de elefantes: unos 50.000 elefantes que comparten 14.600 km de vegetación. Este acontecimiento cuenta con la presencia de países como China o Japón y más de quince países africanos. El objetivo de esta cumbre es conseguir levantar el embargo de la venta del marfil que sufre el país desde 2008. La sobrepoblación de elefantes ha provocado varios incidentes: 72 personas han muerto por los ataques de estos animales este año, unos 60 el año pasado. Uno de los sucesos más sonados este año fue la muerte de una mujer y su bebe pisoteados por un elefante que pastaba fuera de la reserva. En todo el país se calcula que hay más de 100.000 elefantes, el doble de capacidad de sus parques y representa el 70 % de la población de todo el continente.

Zimbabue se encuentra sumido en una grave crisis económica, una deuda exterior sangrante, un alto riesgo de hambruna. Guarda en sus almacenes marfil por valor de más de 600 millones de euros. El embargo al comercio de marfil dictado por países europeos y promovido por organizaciones de derecho animal, no tiene en cuenta ni la situación de los animales, ni de la población humana, porque esos millones de dólares pueden financiar el esfuerzo nacional de la conservación de los elefantes y también ayudar a la maltrecha economía del país. Hoy termina esta conferencia internacional pero no se esperan grandes cambios. El comercio del marfil seguirá vetado, la sobrepoblación de elefantes persistirá. Mientras tanto, otros animales como los caballos son utilizados como ‘atracción turística’ en los países europeos bajo temperaturas que llegan en verano a los cuarenta grados. La contradicción de la condición humana nunca deja de sorprender.