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Hace pocos días estuve en Barcelona presentando el libro de una gran amiga y magnífica escritora: Pilar Eyre. El acto fue en la Casa del Libro, en un ambiente muy agradable. Me encantó presentar Cuando éramos ayer, una novela magnífica que retrata una época histórica concreta, el final del franquismo, en un lugar concreto también, la Barcelona convulsa que trata de despertar tras el horror de la Dictadura. Una ciudad y un tiempo que la autora dibuja en toda su complejidad, con sus contradicciones, miserias y grandezas.

Pilar hace el friso de una época de nuestra historia con una destreza admirable. Admiro también su capacidad de retratar personajes complejos y apasionantes. Tienen una extraordinaria riqueza de matices: viven, palpitan, evolucionan y crecen. Son creíbles y nos invitan a compartir sus emociones, la intensidad de sus vidas. Como me ocurre siempre, compartir conversación con Pilar fue una auténtica maravilla. Me parece una gran dama de la literatura. El tiempo fluye suave a su lado; las palabras surgen espontáneas y se crea una complicidad mágica y especial. Fue un placer estar a su lado en el debut de su última novela en la ciudad donde nació.

Ahora, tras este largo tiempo en el que no podíamos ir al teatro, ni a un concierto, ni a una conferencia, ni a una exposición, ni a la presentación de un libro, recuperar los actos presenciales me produce alegría y desconcierto. Es reconfortante reencontrarte con los demás, ver sus rostros, sonreírles y que te devuelvan la sonrisa; sentir la calidez de estar rodeada de gente y la suerte de poderse comunicar con todos. Me impresionó darme cuenta de hasta qué punto había añorado esos momentos.

Dicen que, cuando pierdes aquello que dabas por sentado y natural, te das cuenta del valor que tiene. Hay situaciones que forman parte de una cotidianidad feliz que damos por seguras. Al perderlas comprendemos que juegan un papel importante en nuestras vidas. Sentimos una añoranza que no hubiésemos imaginado nunca. Un sentimiento que nos desconcierta y nos hace crecer como seres humanos.