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Es sabido que ‘La 440’ es el nombre que se da al sonido que produce una vibración de 440 hercios a 20 grados centígrados y sirve como referencia para afinar la altura musical. Ustedes seguramente recuerdan el nombre del conjunto que acompañaba al cantante Juan Luis Guerra: los Cuatro Cuarenta, nombre que fue tomado del ‘La 440’ como referencia de afinación.

Pues bien, el otro día la cantante Maria Camps, poseedora de una magnífica voz y delicadísima a la hora de interpretar partituras vocales, comentaba que en cierta ocasión indicaron a los encargados de attrezzo que pusieran el piano a cuatro cuarenta, y lo que hicieron fue subirlo a cuatro cuarenta metros de altura. Me imagino al pobre pianista tocando desde las alturas, si no celestiales, sí teatrales, y lo que debió de sufrir a poco que padeciera de vértigo. Pero no hay mal que por bien no venga, y el público debió de verle de maravilla, destacado a la altura del ‘paraíso’. Pero el piano no debía de oírse bien, puesto que el sonido tiende a subir hacia las alturas.

Estas cosas pasan: errores de interpretación o de traducción. Es conocida la anécdota del payés menorquín que no sabía castellano y que a la hora de alinearse fue enviado a calabozo por no responder a su turno, y entonces dijo: «Idò així, per el ocho ho ha pagat es vuit». Entonces, cuando el sargento se compadeció de él y le dijo, «Venga, lárgate», él se tendió en el suelo, confundiendo, ‘lárgate’, con ‘alárgate’ (allarga’t) Otros errores de traducción son tristemente famosos. Cuando los americanos amenazaron con bombardear Hiroshima los japoneses respondieron, «mokosatzu», que significa, ‘sin comentarios’, pero los americanos entendieron «ignoramos y despreciamos el tema» y lanzaron la bomba atómica. Otro error curioso: estamos acostumbrados a oír el término Alta Edad Media, tanto que ya no nos extraña que la Edad Media sea de una altura considerable. Pero lo que ocurre es que se trata de una mala traducción de la palabra alemana, ‘alt’, que significa ‘viejo’ o ‘antiguo’. Lo adecuado sería, pues, ‘Antigua Edad Media’. Y así nos luce el pelo.