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Darnius, Girona. Una placa señala donde en 1845 «secuestraron a un chico bandoleros que entregaban una oreja a la familia». Eran psicópatas, luego militares, «respetables» tras pactos de Estado. En 1939 su raza triunfa. «Ahora falta exterminar», dijo el Caudillo. Algunos jueces adheridos al Alzamiento por comodidad sin ser narcisistas fueron purgados luego. Con la cúpula militar exterminada, el Ejército de Franco era populacho. La psicopatología enraiza tras 1939: La guardia asesina a familiares de resistentes en los 50. Algo nuevo. Vilallonga, en Franco y el rey: «En los 60, Franco era el rey de la clase media»; es decir, una metástasis de narcisismo, abierto y encubierto. Los hombres son más del tipo abierto. «Las mujeres narcisistas son encubiertas e igual de peligrosas», dice Estephanie Lyn, psicóloga. Captan a su víctima como alma gemela humilde.

Las encubiertas «solo respetan al narcisista abierto», emparejándose la cuidadora y el torturador. Hitler ganó con el voto de encubiertas a sus amados, las SS. Las ‘humildes’ se descubren cuando les indicas un acto dañino o hablando de inocentes fallecidos. «Este ya murió», afirman con frío desprecio; «Este ya solo es un cadáver». Según Angela Atkinson, usan el poor me, o sea, «nadie se ocupa de mi; yo doy tanto y no lo aprecian». Chantaje. «Con falsas promesas quieren ver triste al ingenuo», según Mind again. Tu alegría la odian. Ella es importante, tú no mereces alegría. Sheri Heller, psicoteraupeta, dice: «La maternal puerta adentro agrede». Con narcisismo feminista glorificó España a la fémina humilde, víctima, incriticable y con los abiertos de apoyo para destruir al honesto hasta en lo personal.

Ucrapaña 2014. Scott Ritter, exinspectror de desarme, expuso cómo la OTAN creó Ucrapaña. El Donbás masacrado por el Gobierno como «separatista». Estas 14 mil víctimas desde 2014 no arrancan el lloro de las humildes. Hay grabaciones del New York Times con heridos rusos rematados. De Bucha no hay vídeos en vivo. Zelenski dijo en 2016 que «los separatistas son basura». Cocaína, policías y matones nutren el batallón nazi Azov. ¿Familiar? Amor a Hitler. Yo, gitano judaizante de alma griega, siento crecimiento espiritual ante un nazi calcinado de Mariúpol. La humilde no llora ante civiles cazados por Azov, solo ante su narcisista abierto caído. Ni por griegos asesinados ni por disidentes apaleados. La Wehrmacht sí hacía prisioneros, aunque las SS cometían los genocidios. En Ucrapaña, un general de Azov decretó castrar a los heridos rusos. Hay tristeza ante un nazi calcinado.