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Recordarán que Facebook, algo de capa caída últimamente y con serios problemas reputacionales y judiciales, decidió salir del atolladero empresarial amplificándose. Ahora se llama Meta, y aspira a convertir a sus usuarios en avatares de un metaverso, sea lo que sea esa gilipollez tecnológica. Si no puedes solucionar un problema, amplíalo. Que se expanda, que se multiplique, que se generalice. Como hacen los cosmólogos, los psicólogos y no pocos políticos, y por eso tenemos ahora infinitos universos incomprensibles, y no sólo uno, y la salud mental de todos nosotros da pena. Amplificar es la solución (mal de muchos, consuelo de tontos), y no de ahora. Ya lo intentaron los dinosaurios, aumentando de tamaño incesantemente, y de siempre han abundado los sujetos que, incapaces de aguantar a su familia, creaban otra simultánea y más o menos clandestina.

Problema amplificado, problema solventado. Parece un postulado extrañísimo, pero funciona perfectamente en política, en ciencia y hasta en economía (si te devoran las deudas, amplíalas con más créditos), y si aún no ves clara esta solución, amplifícala hasta que abarque toda realidad. Te sale entonces la famosa realidad aumentada (RA), nuestro gran empeño tecnológico. Un éxito indiscutible, precisamente porque casi nadie soporta la realidad. Pero ampliada combinando datos reales y virtuales, realidad y ficción a la manera de las series basada en hechos reales, eso ya es otra cuestión. Entonces incluso mola, porque es una realidad inflada que permite visualizar más cosas. Y en el presente, visualizar es lo único que importa.

Lo mismo pensaban los saurópodos (ser más visuales, más visibles), y probablemente los megaterios, pero eso no invalida el lema de amplificarlo todo. Lo amplifica. Como Facebook, que busca eludir sus problemas ampliándolos. Fascinado por esta solución científica y tecnológica, yo intenté fabricarme en el fregadero un Amplificador Portátil de Problemas (APP), pero no funcionó. Las pilas, me temo. No amplificaba suficiente por falta de energía, y sólo engordé mis problemas. Hace falta mucha energía para amplificar (todavía más) la realidad. Por supuesto, tomé este fracaso como una oportunidad.