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Dale que te dale con la magdalena de Proust e igual la magdalena es un dry martini. O eso es lo que me pareció ayer cuando vi, allá en su esquina de siempre, pero en una Gomila que ya no es, un cartel donde leí ‘Joe`s’. El bar original de igual nombre cerró hace algunos años –y también algunos después se murió José de los Ríos, don Pep, su barman de siempre–, pero así se va a llamar un hotelito que abrirá allí mismo. Han colgado el cartel, ‘Joe´s Gomila. Boutique Hotel’ y la planta baja será un bar.

Han puesto la barra y algunas mesas. No me acerqué demasiado, no fuera a ser que se desvaneciese todo o fuera una ilusión. Pero volví a pasar por segunda vez. Y fue entonces cuando recordé el sabor del primer dry martini en el Joe`s, y quiénes se apoyaban en la barra la primera vez que entré, y lo que me dijo el barman. Fue como si todo se agitara en una coctelera, fue volver a ver al barman moviendo la ginebra y el Martini y luego vertiendo el contenido en una copa justo antes de clavar un palillo en una aceituna e introducirla. Todo eso me llevó a pensar en la magdalena, claro. Y fue cuando caí en la cuenta que de haber entrado Proust al Joe´s buscando el tiempo perdido, igual se hubiera tomado un dry y se hubiera olvidado de la magdalena.

Que tampoco fue una magdalena sino un bizcocho, leí hace unas semanas. Me fijo en esa esquina y en ese edificio de la plaza Gomila que será un hotel con un bar debajo (o eso me pareció) y sé que mucha gente conocida irá en procesión hasta allá, hasta esa esquina, sólo por ver si se encuentra con su fantasma apoyado en la barra o en el aire, en el espacio que ocupó la original. Aunque luego no se atreva a entrar.