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Esta página del periódico viene a ser como el salón principal de una casa que sólo se utiliza para las grandes ocasiones; viene a ser –también– como la cámara acorazada de una biblioteca que conserva papeles escritos por autoras y autores de renombre que lees con envidia y de manera pausada. Mientras te tomas un café, por ejemplo. Es la página principal de la sección Tribuna y es la página de las Oraciones de Enrique Lázaro y de La Eñe de Gabriel Ferret, de Sobral.

Hoy, de manera excepcional, me han abierto la puerta para asomarme desde aquí a lo que está pasando ahí fuera. Pero he preferido quedarme dentro sin más, sin abrir esa ventana que permitiría observar a todos los personajes de una comedia humana de andar por casa y quedarme, así, con algún gesto en concreto, como lo de la bofetada esa de la otra noche en la entrega de los oscars. No, no miraré hoy por la ventana.

Me quedaré dentro sin más. Este es el salón principal y no ha hecho falta que me dijeran que no tocara nada, que dejara todo como está, que no se me ocurriera romper nada; es decir, que no se me colara una errata, una cita equivocada o un nombre mal puesto. Ni ha hecho falta que me precisaran que luego, al salir, lo hiciera sin dar ningún portazo. Hay muchas maneras de leer un periódico en papel. Hay quienes lo hacen siempre por la primera página y luego pasan, una a una, las siguientes. Hay quienes empiezan por la última, y van retrocediendo hasta llegar a la primera y quienes eligen las de Tribuna para su ritual diario. De ahí que prefiera no decir nada en mi visita. Es mucha responsabilidad.