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Esta es una carta abierta a mi nieto Joanet.

Querido Joanet, tu abuelo dejó de fumar cuando tu abuela se quedó embarazada de tu madre, que era nuestra primera hija. Poco sabíamos entonces del daño que provocaba el tabaco a nuestra salud, pero algo ya conocíamos, por ejemplo que fumar durante el embarazo podía dañar al feto. Le dije a tu abuela, que fumaba, que lo dejara, por favor, en bien de nuestro futuro hijo o hija. Ella me dijo que le sería más complicado si yo seguía fumando. Lo dejamos los dos. Gran decisión.

Mi generación, Joanet, ha fumado mayoritariamente. No eras adulto si no fumabas. Si no entrabas en Bocaccio o Las Vegas –Barcelona– con un Chester colgando de los labios no eras nadie. Pertenezco a una generación que ha convivido con el tabaco, pero que también ha aprendido que su consumo es letal. Para el que lo hace y para el que convive con él, en la casa o en el trabajo. Ahora pasa casi lo mismo: ¿Cuántas de tus amigas, de tus amigos, fuman? ¿Dos, tres de cada diez? Quizá más las chicas que los chicos, ¿verdad? Los informes más actuales dicen que se inicia el consumo alrededor de los 16 años y que entre el 30 y el 35 % de la población fuma, en una proporción estable o en ligero descenso en los hombres y en ligero aumento en las mujeres. Es un muy mal asunto, porque es más fácil no empezar que dejarlo, Joanet. El tabaco sabemos ahora que es una droga dura, genera adicción –dependencia física y sicológica intensa– y tolerancia, necesidad de incrementar el consumo para obtener el efecto buscado. Además hace daño a quien comparte vida con el fumador, el fumador pasivo, que ve incrementado su riesgo de tener problemas tabaco originados en un 20 o 30 %. Por esto es tan importante no dar ningún paso atrás en la legislación sobre espacios sin humo, más bien al contrario, ampliarlos, y sé, Joanet, que, afortunadamente, el Gobierno balear y la Asociación Española contra el Cáncer están en ello.

Pero insisto: no iniciar el consumo es lo recomendable, absolutamente. Por lo tanto, Joanet, la educación en el no al tabaco es básica para la salud futura, igual que en alimentación y ejercicio físico, lo hemos hablado muchas veces cuando tú me decías que por qué tanto pan con tomate y qué hacía yo todo el día en el tenis, ¿te acuerdas, verdad?, pero de esto hablaremos otro día.

Datos, Joanet, no opiniones: tres de cada diez cánceres que sufrimos están directa o indirectamente relacionados causalmente por el consumo de tabaco. Algunos tan letales como el de pulmón, del que curamos aquí y en cualquier parte no más de un 25 % de los que diagnosticamos. El tabaquismo genera además un aumento del riesgo de sufrir infarto de miocardio. ¿Te acuerdas cuando me acompañaste a una revisión de mi corazón alterado de lo contento que se puso mi amigo cardiólogo cuando le dije que no fumaba? Y te miró y tú también dijiste que no. Y él dijo: «Bravo, familia».

Si conoces a alguien que fuma, no le riñas ni le estigmatices, ayúdale a dejarlo dándole buenos consejos: dile que vaya a su centro de salud o que llame a la Asociación Española contra el Cáncer, allí le ayudarán con gran eficacia y sin coste a que abandone el hábito. Solo se necesita tomar la decisión, darse cuenta del daño que uno provoca en su salud y en el de las personas que comparten su vida y su humo. Mis amigos que trabajan directamente en esta área me dicen que 6 de cada 10 fumadores se han planteado dejarlo. Es una muy buena cifra, pero hagamos dos cosas: a los 4 de cada 10 que no lo han hecho, ayudémosles a tomar la decisión, y al 60 % que ya se la han puesto en agenda, una mano en su mano para que la lleven a cabo.

Porque además, mi querido nieto, la venta del tabaco es un negocio ruinoso para el Estado. Si, de acuerdo, ingresa dinero caliente con ella, 9.000 millones de euros, el 4 % de sus ingresos tributarios. Pero ojo, completemos la información: el Estado gasta 8.000 millones de euros al año sólo en socorrer médicamente al fumador, pero el gasto se dispara si se suman los aspectos laborales y sociales, no menos de 6.000 millones más. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo lo tiene claro, puedes comprobarlo en su web https://cnpt.es/. El problema es el de siempre: ingreso rápido y gasto después de años, cuando aparecen los problemas. Sabes, Joanet, que tu abuelo ha trabajado y trabaja –ya veremos si trabajará– en prevención del cáncer y ahí el problema es el mismo: los programas de diagnóstico precoz si se estructuran bien son caros en su aplicación inmediata, pero su eficiencia –coste/beneficio– en el medio o largo plazo es altísima.

Lo que es deseable y posible es cuidar tu salud y no hacer daño a la comunidad con tus hábitos. Dignidad de vida y de convivencia. Educar para no empezar; ayudar para dejarlo. Juntos todos.
Adelante, Joanet, un beso.