TW
3

El mismo día en que a Núñez Feijóo le proclaman como único candidato a presidir el PP, Fernández Mañueco llega a un acuerdo con Vox para gobernar Castilla y León. Tengo dudas de que este sea un buen comienzo para Feijóo. Bien es verdad que él había dicho que no era partidario de que Mañueco gobierne con Vox e incluso había pedido públicamente la abstención del PSOE para propiciar un gobierno en minoría del PP. Naturalmente, en el PSOE no estaban dispuestos a dar ese as al PP. Le conviene poder reprochar al PP día sí y día también que gobierna con la extrema derecha y así ir desgastando el discurso de centralidad de Feijóo.

Porque nada teme más el PSOE que el nuevo líder del PP aparezca como un hombre moderado, centrista, que tiende las manos, que dice estar dispuesto a pactos con el Gobierno de Sánchez en cuestiones de Estado. No, al PSOE no le conviene un PP que se centre y pueda captar el voto moderado de tantos votantes hartos del gobierno formado por el PSOE y Podemos. Así que para Pedro Sánchez es una estupenda noticia que Mañueco haya pactado con Vox porque lo que más podría perjudicar al PSOE es que Feijóo, que aspira a la transversalidad, sitúe a su partido en el centro. En cuanto a Feijóo ignoro como va a poder navegar en aguas tan turbulentas dado que el PP se estanca mientras Cs se está yendo a pique y Vox crece.

Claro que la pregunta es si la dirección que salga del PP será capaz de volver a unir a la derecha en torno a sus siglas. Porque Vox no deja de ser una escisión del propio PP y Cs un conglomerado de votantes escapados tanto del PSOE como del PP. Tanto PSOE como PP sobrevuelan los restos de Cs para ver quién consigue más votantes de esta formación. En cuanto a Vox, se nota que sus líderes están exultantes, convencidos de que han llegado para quedarse y que, a poco que se descuide el PP, hacen el sorpaso, algo que me cuesta creer que puedan conseguir pero en política, como en la vida, no hay nada escrito de antemano.