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Recuerdo un escrito de Rudyard Kipling: «Sembrad, sin saber quién recoge, sembrad, buenas palabras, sonrisas, luces…» Esto guarda relación con un recorte del Full Dominical que casualmente cayó en mis manos y en el que estaba un artículo de nuestro obispo D. Sebastián, publicado el 4 de julio de 2021, con el título ‘Es profeta el que habla en nombre de Dios’.

Sus palabras me ayudaron justo en el momento en que más las necesitaba: «Hoy –decía el obispo– no resulta fácil ser coherente cuando ni los más próximos aceptan que manifestemos que somos creyentes o que estamos comprometidos con la Iglesia. El rechazo es la prueba». Personalmente, a veces he oído esta frase detestable de algunos sobrinos: «Os aprecio porque sois mi tío, hermano de mi padre, no porque sois sacerdote».

«Jesús tampoc ho té fàcil –decía el obispo Taltavull–, passa per moments amargs en els quals experimenta el rebuig dels més propers. Ell mateix arriba a dir que ‘els profetes només son mal rebuts en el seu poble, en la seva parentela…’ És consolador el que Jesús va dir a Pau: ‘sofriràs molt, però en tens prou amb la meva gràcia’…»