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Alguien dijo que solo grandes soñadores pudieron haber inventado los principios, los finales y aquellos momentos que simbolizan los principales escenarios de la vida y de cualquier historia. Que el mayor ejército sin lugar a dudas era la familia y siempre que esta estuviese unida podría superar cualquier contratiempo y desazón que nos acechara cuando menos lo esperamos. Efectivamente solo vemos lo que llevamos en el corazón y nuestros sueños son producto de todos aquellos acallados anhelos que albergamos en nuestro interior y nos ayudan a levantarnos ese nuevo día. Nada se consiguió con la desidia y la falta de ilusión, por ello la gente apasionada nunca se rinde porque siempre lleva consigo la esperanza y la fortaleza.

Siempre he pensado que algunos aromas te traen a la mente recuerdos de momentos vividos que se convirtieron en únicos, un croissant recién hecho, un ramo de flores frescas, un perfume especial, todo ello te transporta a través del tiempo cerrando los ojos y volviendo a revivir esos momentos que nos acompañarán el resto de nuestros días. Al igual que cosas materiales pueden hacernos recordar a personas o escenas vividas antaño, también los aromas nos devuelven al recuerdo momentos de alegría o puede que tristeza al saber que solo cobrarán vida en nuestro almanaque de diapositivas. Como bien dijo Ana García Obregón en su entrevista más bella y triste que he escuchado en mi vida, debemos coleccionar momentos y no objetos. Que el amor verdadero es lo único que nos salvará en este caótico e incierto mundo que vivimos a fecha de hoy.

De igual modo me estremeció sobremanera el testimonio de una chica ucraniana en un búnker a quién le preguntaron de donde sacaban la fuerza los allí presentes soportando la incertidumbre, el frío y las sirenas y bombas sobre sus cabezas, a lo que ella entre lágrimas respondió que resistía por la familia, porque esperaba que cuando saliese de allí volverían a encontrarse. Enmudecida por su testimonio supe que la familia y todos aquellos momentos que no valoramos en su momento, se convertirían en la más grande esperanza existente y en ese amor incondicional que nos protege y nos brinda una fuerza indómita e indestructible que traspasa fronteras y generaciones. Abracen más, quieran a los suyos y no dejen de pasar momentos juntos. Coleccionen momentos porque al final, es lo más valioso que llegaremos a tener.