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Si mal no recuerdo fue hacia la mitad del mandato de Donald Trump cuando un grupo de profesionales hicieron público un análisis acerca de la salud mental del presidente de los Estados Unidos. Pese a que sus conclusiones resultaban inquietantes el asunto no fue a más, ya fuera por esa pura evidencia que determina el que todo el mundo esté al cabo de la calle, o por la incapacidad de descabalgar del poder a alguien que cuenta con apoyo popular, por escasamente dotado que se halle para el cargo. En suma, Trump siguió, sigue, igual. Ahora, cuando todavía no ha anunciado si concurrirá a las elecciones del 2024, el expresidente vive su campaña arropado en sus mítines por un público al que le habla de lo de casi siempre, es decir, del supuesto fraude electoral que le arrebató la Presidencia en noviembre de 2020. Pero, pero, en su más reciente intervención pública sí ha habido una novedad, y de cierta importancia. Trump anunció que si regresa a la Casa Blanca amnistiará a todos los procesados por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Hasta la fecha, Trump había mostrado sus reticencias a la investigación de los hechos, pero no se había atrevido a desafiar a las claras la acción de la Justicia. Cabe recordar que de momento más de 700 personas han sido encausadas por su participación en el asalto al Capitolio, 11 están acusadas de sedición, y 165 se han declarado culpables, admitiendo que al entrar por la fuerza en el edificio del Congreso seguían órdenes de Trump. Ajeno, pues, a la labor de la Justicia, el expresidente, encerrado en su mundo, exhibe lo que no se sabe muy bien si calificar de ‘moral insanity’, o más llanamente de, jeta asombrosa.