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Quiero, palabra compleja y tan simple a su vez, abarca el todo y sin embargo engloba lo más sencillo porque al final todo se reduce a lo que uno quiere, sí, pero, es tan difícil conseguir lo que queremos y tan fácil en realidad lo que necesitamos para en verdad, ya no solo tenerlo, sino quererlo con los cinco sentidos. Como todas las cosas en la vida todo necesita su propia evolución, nacemos y nos dan todo sin tan siquiera quererlo ni pedirlo, se nos es dado y se convierte en ley. Mera supervivencia escrita en todos los tiempos en los que, cuando menos, pensamos nos corresponde. Pasa el tiempo y descubrimos que no todo lo que queremos es siempre posible porque, a menudo, va envuelto de ese llamativo y costoso papel llamado deseo que por lo general confunde la posibilidad alcanzable de todo aquello que danza en nuestra mente convirtiéndose en ese imposible fustigador que pone a una distancia prácticamente imposible todo aquello que todavía no sabemos que querremos en un futuro próximo.

Quiero, sí, ahora sé qué es lo que quiero y para ello han pasado años de juveniles caprichos, anhelos de acuarela y falsos futuros escritos en la nada que, como tal se han evaporado en silencio dejando como herencia la pesadumbre de lo que no fue y acaso un día soñé. Son tantos los quiero que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida porque ellos regirán nuestra vida. Nos movemos por impulsos, deseos, circunstancias, situaciones, en todas ellas hemos suspirado por alguna razón, por ese algo que ha motivado que nos levantásemos del sofá de la comodidad y nos lanzásemos en busca de ese quiero que atormentaba nuestra alma. Tal vea este año sea el año del verdadero ‘Quiero’.

La vida nos concede infinidad de oportunidades para las que no siempre estamos preparados hasta que llega un momento en el cual el foco del escenario es solo tuyo y de ti depende absolutamente todo, incluso sin ver al resto porque en ese momento estás solo tú mientras todos aplauden y observan porque tú y solo tú decidiste qué es lo que verdaderamente quieres y mientras la mayoría permanece espectante acerca de lo que desearían hacer, alguien hace posible el quiero que le corresponde tras muchos ojalás y tal vez con el tiempo. Quiero es contundencia y se confunde con un no se puede, no sé cómo hacerlo, es renegar de ese ¿querer es poder?. No, querer es un conocerte a través de tus fracasos, penas, equivocaciones y es ese volver a empezar de cero porque ahora sabes, con toda tu alma, lo que de verdad quieres