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He de reconocer que los vídeos navideños, no me interesan. Intentar jugar con la emoción y se estrellan en la cursilería. No digamos los ‘enviar a todos’ que ya me parecen de mal gusto. Pero, hay un anuncio navideño que si me impactó. Mi admirada ONCE, creó uno sobre la actitud que me pareció auténtico. Sus personajes no son de folletín, son mis ídolos, personas normales que han superado lo que podría haber sido una adversidad mayúscula convirtiéndola en una enseñanza de vida. Los que han ‘normalizado’ una minusvalía hasta convertirla en éxito. Éste como tal no existe cuando viene de como te ven los demás. El auténtico éxito es ser feliz. Realizar tu proyecto de vida con cualquier limitación, ahí está la cumbre.

La resiliencia no existe sin actitud. Sin ella, formas parte de los autómatas de la moda, de los corderos tribales sometidos a la doctrina de un falso profeta. De los que murieron antes de fenecer. A los que queremos que la muerte nos coja vivos, sabemos que es la actitud, la que nos da la llave del camino de la vida plena. Cuando uno cae no debe regodearse en la herida o en culpabilizar al obstáculo. Hay que levantarse, aprender con humildad y encarar el siguiente. He tenido la fortuna de tener algunos grandes maestros en mi vida. No han sido los más famosos, ni los más brillantes, sino los que me han regalado la forma de aprender a construir actitud.

Por eso mis ídolos no son los iconos de las cimas, sino los posos de la verdad. Los paralímpicos siempre superan a los plusmarquistas. No ser humildes, no tener análisis crítico, no ser capaz de amar de verdad es una gran limitación. Las otras son la diversidad de nuestra especie.