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El final de un año y el inicio de otro te conduce a reflexionar sobre el tiempo. No es idéntica la noción de tiempo de hace tan sólo unas décadas a la que hoy rige y manda. La diferencia fundamental se sitúa entre el lema «disfrutar hoy el instante» de los nietos y el «ahorrar hoy para el futuro» de los abuelos.

Hoy se vive ligado al momento y no a la duración, al microondas y no al fuego lento, al cronómetro y no al calendario, al escalón y no a la escalera, al estar al tris más que al estar al día.

Las consecuencias culturales son notables. El cambio del paradigma supone las siguientes once victorias: la del texto sobre el contexto, la del fragmento sobre el conjunto, la del capricho sobre el anhelo, la de la táctica sobre la estrategia, la del influencer en red sobre el catedrático en aula, la de la ocurrencia sobre el argumento, la del decreto ley sobre la ley de leyes, la de sacar un bingo sobre la de lograr una carrera, la de un desliz recién descubierto sobre la probidad del currículum entero, la del cantar a otro las cuarenta sobre el contar tú antes hasta cuarenta, la del pasarlo pipa sobre la de ser feliz.