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En estas tribunas procuro, en la medida de mis fuerzas y en la mesura de mis conocimientos, hacer tres cosas: no tratar temas culturales mallorquines trillados, aportar nuevas vetas para nuestros investigadores y no repetir asuntos y repertorios; es decir, intento adentrarme en pecios nuevos, es la mejor forma de responder a la riquísima cultura de Mallorca, casi toda por investigar. Hoy vamos a incidir en la vida de dos pintores lunáticos, raretes y extravagantes que anduvieron pincel en mano retratando Mallorca: Moulton y Angelini.

Casi nada sabemos del paso, a principios del siglo XX, del pintor inglés Albert Moulton Foweraker (1873-1942) por Mallorca. Bien es verdad que de su estancia artística en nuestra Isla han sobrevivido dos acuarelas de Palma que son realmente impresionantes y que muestran la constante de toda la obra de Moulton: captar la luz de los paisajes urbanos, y casi siempre la luz de la luna, como así hizo en una de sus acuarelas palmesanas.

Moulton se educó en la Exeter Cathedral School y en el Christ’s College de Cambridge, en 1893 consiguió el grado en Ciencias Aplicadas y en 1902 ya era un pintor consagrado en Inglaterra; entra entonces en la Royal Society of British Artist. Entre 1900 y 1920 viajó varias veces por España, pintando paisajes de Málaga, Utrera, Antequera, Granada, Sevilla, Algeciras, el norte de África… y también por una Palma con su paisaje y construcciones que nos parecen hoy tan pintorescas y enxebres, con sus atardeceres y luces nocturnas.

Tiene una acuarela bellísima y sobrecogedora Palma bajo la luna en la que se degustan las casas de entonces y el curso, creo, de sa Riera. En otra se aprecia la Palma extramuros con los mallorquines de entonces camino del curro o de sus quehaceres... Pero si hay un pintor estrafalario, prácticamente olvidado y cuya vida locuaz se puede comparar con Van Gogh, ese es el artista italiano, natural de Forli, Pietro Angelini que como el genio neerlandés llegó a crear un lenguaje propio, muy original, partiendo del paisaje y cuya obra está muy minusvalorada incluso en Italia, su país, pudiéndose encontrar obras suyas por cuatro duros.

De Angelini sabemos que nació en el seno de una familia pobre, que era autodidacta y que, como todos los artistas de su época, pasó un tiempo en París, se hizo amigo de Modigliani y de Rodin, y ya de vuelta a casa de Benito Mussolini. Participó en varias Bienales de Venecia y pasó un tiempo en Mallorca en 1955, de su estancia entre nosotros no sabemos nada, sí sabemos que visitaba a menudo a un tal Garau.

Solo dos obras pintadas en Mallorca han sobrevivido en el tiempo, siendo la más importante una extraña acuarela (35 x 24,5 cm) que se encuentra en la Pinacoteca de Forli. Angelini murió en Roma en 1977. Es uno de esos contados pintores que consiguió tener un estilo que solo podía ser suyo y que fue construyendo gracias a una vida de penalidades, de búsqueda absoluta, de superación artística a través de una fuerza interior densa y creativa. Que tengan ustedes un buen día.