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Queridos amigos y seguidores de mis artículos de opinión, aquí andamos saltando fiestas y fiestas y fiestas repetidas año tras año. Aquí andamos hoy contagiando y contagiando y contagiando como si ya nunca más hubiera fiestas. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año! Cada uno tiene su ángel de la guarda, el nuestro es un país de celebraciones, de jolgorio, de puentes y palancas, de ferias con caballitos, de romerías flamencas, de reuniones y botellones, de petas y bebidas espirituosas. ¿Saben? pedir moderación a un español es como pedir un sueldo mínimo de dos mil euros para todo trabajador.

En la capital del reino, la niña presidenta de Madrid, coqueta e indecisa, está y no está en celebrar las campanadas de Nochevieja en la Puerta del Sol, tal y como tienen el baremo de contagios, acudirán los madrileños que sobrevivan después de tanto cachondeo (el pueblo de Madrid la votó). El problema de los nacionalistas españoles es que se derriten en su propia historia. Para ser feliz no hay como tener a una hortera de presidenta y andar por el camino amarillo del mago de Oz. ¡Qué suerte! y ¡Qué pena! Aquí, en las Islas, somos más calmosos, más serenos, sin duda es causa del aire mediterráneo que nos da la tranquilidad, aunque algunos se amontonen como en el partido de fútbol Andratx-Sevilla que hizo aparecer el nombre del pueblo mallorquín en el mapa nacional, aunque mal pronunciado por los comentaristas televisivos de la gran capital.

Nuestra Francina es mucha Francina, con la pandemia hace lo que puede y sus asesores le aconsejan, no como la folclórica Isabel, aquí hay otro talante, hay clase a pesar de la oposición del PP, PI y Vox que invariablemente gritan y gesticulan en el Parlament dando incoherencia. Hay que ver la cantidad de estupideces que sueltan cuando no tienen nada que decir. Bien, a lo que iba, aquí también subirán los contagios, subirán los precios de la cesta diaria, el gas, la luz, la gasolina y el ‘corona’ que sigue presente entre nosotros a pesar de nosotros (me refiero al virus y no al emérito), las vacunas hacen, pero no lo hacen todo y hasta que no se encuentre una solución final, lo inteligente es andar con pies de plomo y no por el camino amarillo del mago de Oz.