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Los especialistas y críticos nunca han reconocido el género literario de causas y efectos, tal vez por ser demasiado amplio y abarcar la casi totalidad de la literatura universal, lo que les impediría hacer sus prolijas clasificaciones y listados de géneros, y destacar como es debido las obras que, siendo de tal o cual género, lo trascienden vigorosamente y alcanzan el gran paraíso literario convirtiéndose en inclasificables. Género inclasificable, en fin, dicen los especialistas. Pero lo cierto es que casi todos los relatos, sean policiales, costumbristas, fantásticos, históricos o sentimentales (incluyendo los subidos de tono), y ya se trate de narrativa o ensayo, forman parte del vasto género que he llamado de causas y efectos, porque a los humanos les fascina descubrir que a tal causa se sigue tal efecto. Nunca se cansan de oírlo contar. Naturalmente, si las causas son numerosas y entre ella está el factor tiempo, los efectos también serán múltiples, obligando al autor a escribir una novela, o incluso una trilogía. Siempre partiendo de la premisa específica del género. Si ocurre tal cosa luego ocurrirá tal otra, y esos efectos, convertidos en nuevas causas, generarán más efectos. Y así sucesivamente. Por qué a la gente le gusta tanto este relato, predecible con unas cuanta sumas y restas, es un misterio. Pero mientras persista la curiosidad por conocer qué pasaría si, o cuál fue la causa de que, la necesidad de relatos de este género será universal. Y eso que, como hemos dicho mil veces, los buenos relatos no están hechos de acontecimientos, ni de emociones, ni de causas y efectos, sino de palabras. Que son la causa y el efecto. El periodismo y la religión, en tanto que géneros literarios, son ya el colmo de las causas y los efectos, y si el periodismo no tiene otro tema y no deja de buscar unas y otros, la religión sólo se interesa por la causa primera. Que en algún sitio debe estar, a la vista de los efectos. Para mí que el afán por este género de relatos reside en los líos tremendos que nos hacemos con las causas y los efectos, y en la esperanza de que surjan de pronto efectos imposibles, inesperados, sorprendentes. Efectos especiales, efectivamente.