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El profesor Marcelo Gullo, nos propone, en su reciente publicación Madre Patria, un viaje de ida y vuelta a la Hispanidad, a un pasado que llega hasta el descubrimiento, conquista y población de América, con escala en la leyenda negra y de regreso, una breve visita al separatismo catalán. Un relato que nos alcanza y un mito de increíble proyección, del que desvela sus falacias; poniendo en evidencia que mucho antes de Goebbels, la propaganda política ya había sido experimentada y dado sus frutos; aunque podridos, vendibles en el mercado de los intereses espurios. Hasta tal punto que los propios denigrados habíamos dado por ciertos acríticamente los hechos denigrantes, sin siquiera negarlos.

Al revés, dándolos por ciertos si no explícita, implícitamente. Sin detenernos a observar que había pruebas que debían haber hecho sospechar, por lo menos, que algo no permitía cuadrar las cuentas; como el fenómeno del mestizaje, que se dio solo donde hubo predominio español. Creándose, sin embargo, un sentimiento antiespañol, fruto amargo de la falsificación de la historia. «Esa idea falsa introducida en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia que, con la apariencia de un axioma, nos impide pensar las cosas de España, de Argentina, de Chile, etc., mediante la aplicación del buen sentido». Hechos sobre los que no se ha permitido debatir y menos discutir su veracidad, pues tales ‘verdades’ han tenido que darse por sentadas si no se quería sufrir toda clase de insultos y descalificaciones.

Fenómeno que entronca con el separatismo catalán del que señala la gran mentira del relato de la Guerra de Sucesión. En la que no se enfrentaron castellanos contra catalanes, ni Castilla conquistó Cataluña en 1714 como formula el nacionalismo separatista. La realidad fue que Francia conquistó España y que un francés gobernó a los españoles cuarenta y cinco años y tres días. El nacionalismo catalán no existía en 1714. Nació a mediados del siglo XIX inspirado en las novelas de Walter Scott (1771-1823) que presentaban la imagen de una Inglaterra opresora frente a una Escocia angelical. Además, los borbones –contrariamente al discurso separatista oficial– no trataron nada mal a Cataluña. Al revés, fue la zona más favorecida por las políticas económicas. Convirtiéndose en poco tiempo en una de las regiones más ricas de España. En suma, pone de manifiesto, el profesor Gullo, que la leyenda negra y el nacionalismo separatista tienen su fundamento común en la mentira histórica.