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La vacunación es un derecho, aunque para algunos grupos, la vacunación es una renuncia a la libertad. Con más de 5 millones de fallecidos en el mundo y más de 80.000 en España, no se dan cuenta que si la sociedad no disfruta de una vida saludable, no habrá libertad. El dramaturgo irlandés George Bernard Shaw dijo: «La libertad significa responsabilidad, por eso tantos hombres le tienen miedo». Un reciente estudio de la Universidad de Florida, indica que las vacunas ofrecen un alto nivel de protección frente a los contagios y una protección casi total frente a la hospitalización y la muerte. La investigación analiza los efectos de las diversas cepas sobre las vacunas y este estudio muestra que las diferentes vacunas que hay en el mercado se adaptan fácilmente y son eficaces contra las nuevas variantes. Lo esencial es que la vacunación disminuye la posibilidad de infectarse en primer lugar y reduce de manera significativa el riesgo de hospitalización o muerte.

El movimiento antivacunas surgió hace más de 200 años. Ya en el año 1880 los primeros movimientos antivacunas americanos derogaron las leyes de vacunación obligatoria en la mayoría de los estados federales, diez años más tarde un grupo de médicos alemanes redactó un manifiesto contra la vacuna de la viruela, la primera enfermedad erradicada gracias a la vacunación .Y a finales del siglo XIX, Louis Pasteur tenía los ‘antivacunistas’ en el laboratorio que luchaban contra sus nuevas fórmulas. Antes de que estallara la crisis sanitaria, en el año 2019, la Organización Mundial de la Salud situó al movimiento antivacunas como una de las mayores amenazas para la salud mundial. Esta clasificación fue a raíz de aumento de casos de sarampión en Europa. Curiosamente contra esta enfermedad ya existe un fármaco que se distribuye a los niños desde edades muy tempranas; pero los negacionistas están también en contra del suministro de ese medicamento y por eso se ha constatado el repunte de esta enfermedad en Europa.

Querido joven antivacuna, estoy seguro de que no has rechazado tu derecho de recibir una adecuada atención sanitaria en los hospitales públicos; te confieso que respeto tu derecho a no vacunarte a pesar de que tengo familiares inmunizados que están gravemente enfermos por otras patologías y que están dispuestos, incluso si son contagiados, a cederte su cama en la UCI.