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Desde hace unos años pase lo que pase en Balears nunca pasa nada. No sé si es porque los medios no hacen su trabajo, si la oposición está de vacaciones o a la sociedad balear le da todo igual, pero hay asuntos gravísimos cuyas consecuencias han sido mínimas o nulas. De esta manera se ha creado una sensación de impunidad para los políticos que están provocando actuaciones como la de destinar 580.000 euros de la ecotasa para un concierto privado y además saca pecho. Estos son algunos de los episodios que han ocurrido en estos últimos años y sus consecuencias.

Hat bar: pillan a la presidenta del Govern de copas cuando los bares tenían que estar cerrados. Mientras Armengol pedía responsabilidad a los ciudadanos ante la pandemia, ella y algunos colaboradores se saltaban las normas. El asunto se intentó tapar desde el Ayuntamiento de Palma, se negó la salida, y se inventaron una historia rocambolesca que nadie se creyó. No dimitió nadie. El bar ha cerrado.

Niñas prostituidas: uno de los asuntos que más repercusión ha tenido esta legislatura. El Consell comenzó por dar la culpa a la Fiscalía, a la Policía y al PP. Se creó una comisión de investigación ‘paripé’ que acabó con la conclusión que la culpa de lo ocurrido era de la sociedad. O sea, de todos ustedes. El presidente del IMAS no solo no dimitió, sino que acaba de ser ascendido a conseller de Presidencia del Consell, lo cual indica que a Catalina Cladera el asunto no le preocupa lo más mínimo, pese a que desde el Parlamento europeo se ha anunciado una investigación. Imagino que el próximo paso será nombrar a De Juan candidato al Consell.

Altos cargos vacunados: cuando llegaron las primeras vacunas trascendió que algunos altos cargos del Govern y del Consell se inmunizaron saltándose la cola. Primero se negó y luego se anunció una investigación cuyo resultado se desconoce. Uno de estos vacunados dejó el cargo alegando una enfermedad mientras que otra de las beneficiadas ha sido ascendida a presidenta del IMAS. Nadie ha dimitido. Ni han amagado con ello.

Pluses: otro de los escándalos de la legislatura. Se denuncian irregularidades en el cobro de los 22.000 euros que cobran los altos cargos sin residencia en Mallorca. Primero la consellera de Agricultura de Podemos, que por cierto lleva meses desaparecida, dice que ella no podría vivir sin ese plus, que se suma a los 60.000 euros ya percibe como sueldo. Una directora general de Podemos cobraba el plus pese a tener casa en Mallorca, que dejó el cargo meses después de la polémica cuando ya nos habíamos olvidado del asunto. Al final se llegó a un apaño en el Parlament para regular este plus, pero no consta que alguien haya devuelto el dinero cobrado de más durante estos años. Nadie ha dimitido.

Concierto: con este asunto hay que agradecer que al menos no se haya ocultado. De hecho, el organizador del evento publicó un anuncio durante meses anunciando que estaba financiado con la ecotasa. Además de los 580.000 del Govern, las instituciones de Balears han aportado casi otro medio millón. Mientras hay miles de empresas que siguen luchando para no cerrar tras casi dos años de pandemia, el Govern regala más de medio millón a una empresa privada con la excusa de la repercusión mediática y turística del evento.

Negueruela es, con diferencia, el miembro del Govern más intocable de todos. Ni la oposición (y lo saben) se ha atrevido a denunciar que colocase a su pareja con un cargo en una empresa de la Conselleria de Turismo. Lo sabe el gran ‘crack’ de nuestra profesión, pero también mira hacia otro lado. Y así llevamos una legislatura y media. Como ven, aquí nunca pasa nada.