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Aunque les parezca mentira, ya sabemos lo que, como mínimo, va a costar al contribuyente la corrupción pública en Balears en los próximos diez años, nada menos que 13 millones de euros. No se asusten, el importe de la factura final será bastante más. La cifra está muy por encima de las cantidades que el erario ha recuperado correspondientes a los casos que se destaparon en la última década, con lo que va a resultar que nos cuesta más la Oficina Anticorrupció –cuyo presupuesto incrementa Armengol en 400.000 euros anuales hasta el millón trescientos mil anuales– que lo que la Justicia consigue recobrar del patrimonio de los políticos corruptos condenados.

El Govern no podía ser más oportuno. Mientras tres grupos de la oposición, incluyendo el PP, le piden que elimine el infame chiringuito que montó para callar la boca a sus socios de Podemos, la presidenta, ya sin el escollo del incómodo Jaume Far, le aumenta casi un cincuenta por ciento el presupuesto.

De esta forma, cuando la Oficina esté ya en manos de un sumiso activista afecto al Govern –por supuesto, de gran prestigio y acrisolada independencia–, éste podrá seguir dilapidando el dinero de los ciudadanos sin pasar estrecheces, de manera que pueda llegar a las elecciones de 2023 con una buena pila de supuestos casos que afecten a la oposición y que, curiosamente, se destaparán solo unos meses antes de los comicios. Apúntenlo.

Por seguir gobernando sin que Yllanes y De la Concha den la murga, Armengol está dispuesta a todo y, al fin y al cabo, el millón trescientos mil anuales no sale de su bolsillo, sino del nuestro.

Jesús Jurado debería promover el cambio de denominación de la secretaría que gestiona, y de ‘Memoria Democrática’ pasar a llamarse ‘Ignominia Histórica’. Hace poco más de una semana, mi buen amigo Joan Huguet publicó un excelente artículo en el menorquín Es Diari acerca de la burla a la democracia que supone honrar como víctima a un asesino como Pedro Marqués Barber.

La respuesta del comunista Jurado fue que un criminal puede ser, a su vez, homenajeado como víctima de la represión franquista.

Lo importante, en consecuencia, no es si las víctimas del bando sublevado o del franquismo eran inocentes, sino si eran de los suyos, de los del bando de Jurado, vamos.

Por ello, Jurado no considera víctimas todos los asesinatos que mandos republicanos cometieron en Menorca durante la Guerra Civil, incluyendo al sacerdote de 23 años –un niño– Joan Huguet Cardona, abatido a tiros por el propio Marqués por cometer el horrendo crimen de ser católico.

El Govern honra a un cobarde asesino mientras, a modo de ejemplo, se resiste a considerar víctimas a los más 150 civiles inocentes de los bombardeos de la aviación republicana sobre poblaciones de Mallorca. La II República lo hizo todo bien, por lo visto, incluyendo asesinar a civiles.

Con esta actitud, además, el Govern equipara a los centenares de republicanos honestos, sin el más mínimo antecedente violento, que fueron represaliados, –como el alcalde Emili Darder, cobardemente asesinado por falangistas– con un ser despreciable como el criminal Pedro Marqués.

Diga lo que diga el embuste histórico que nos quieren colar, Marqués no fue asesinado por Franco, fue ejecutado por los crímenes que cometió.