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La semana de Arquitectura y Diseño en Club Pollença, ofreció una serie de conferencias de jóvenes arquitectos, reconocidos internacionalmente, quienes van a realiza un proyecto demoledor, recuperando zonas degradadas en Palma, prestas a ser renovadas, nada menos que amplia en la zona de Gomila. No tienen resuelto el proyecto definitivo, pero sí ponen mucha ilusión; si las autoridades locales: urbanismo, patrimonio, y el sursuncorda, no ponen trabas al no vislumbrar la actualidad arquitectónica de hoy en día. Lo cual puede desvirtuar todo trabajo emprendido, supervisado, cambiando parámetros planeados, que acabarán con el diseño originalísimo de estos tres grandes profesionales, admirados y reclamados en todas partes.

Para los nativos, y extranjeros, la modernidad que se está actualmente realizando, no es ningún descubrimiento progresista qué las ideas más allá de las inmensas cristaleras, por donde traspasa el sol radiante en verano precisado aire acondicionado sin parar de contaminar, de día y de noche. Estas casas inadecuadas, que para muchos es “lo más” sí, lo más costoso, poluto, y antiestético, llegando a anular la belleza sencilla, austera, y perfecta, a tono con nuestro paisaje, y conocimientos e inteligencia, ideando las edificaciones apropiadas para cada menester.

Pregunto si algún día se entenderá, y mantendrá, la sabiduría tradicional, y clarividente modernización y efectiva. Siempre levantadas las fachadas mirando a al Norte, el sol poniente a Oeste, y la salida del sol por el Este, las casas se orientan con la intención de consumir el mínimo de electricidad; recibir el fresco por la mañana; el sol a medio día; y el sol escondiéndose por poniente, algo tan equilibrado y exaltando la felicidad.

No debemos impedir los trabajos de quienes nos adelantan cien millas, dejémosles inventar, crear, colorear y tecnificar sus obras qué, por una vez desde el XIX, solo se han levantado pastiches imitando siglos anteriores, y abandonando edificios modernistas, funcionalistas, que después de la última guerra europea, hubieron de reconstruir Europa entera. Entonces se comenzaron grandes y altos edificios, totalmente acristalados por la necesidad de luz, y sol, en el Norte, como aquí sucedió con el edificio GESA, hoy en impúdico en pleno abandono. Y luego haber de apechugar con miles de hoteles kilométricos alrededor de les Illes, como el muro de Berlín, qué, por cierto, ya se derribó uniéndose las dos Alemanias. Pero aquí, salvo mi querida y admirada Menorca, ¡Vaya hipoteca como herencia! Sólo nos dejarán el aire contaminado, sin remedio.