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Y la verdad es que, a día de hoy, en estas fechas tan señaladas en las páginas del calendario, la pregunta que podemos y debemos hacernos es: «¿Vamos a celebrar Halloween o seguiremos con las tradiciones populares de Todos los Santos? Debo confesarles, amables lectores, que hace unos años, para mí era inconcebible celebrar Halloween. No sé cuál debía de ser mi razonamiento entonces pero creo que debía pensar que estaba ya cansado de tener que cambiar tradiciones propias por otras que venían de fuera. Creo que en ese momento pensaba así.

Recuerdo que de pequeño la fiesta de Todos los Santos era un día de recogimiento para pasar en familia. Vestidos adecuadamente para la ocasión, íbamos todos juntos al cementerio a rezar por nuestros seres queridos que nos acompañaban (y nos siguen acompañando) desde el cielo. Luego comíamos y pasábamos la tarde juntos. Por estas fechas comíamos las elaboraciones típicas de nuestras ciudades y pueblos: ‘panellets’, buñuelos, boniatos asados o cocidos, cazuela de boniato, castañas asadas... También era muy típico que los padrinos regalaran un rosario azucarado a sus ahijados para recordar esa condición de unión y protección en caso de que el niño se quedara huérfano. Pasaron los años y, por lo menos en mi entorno más cercano, esas tradiciones no es que fueran perdiéndose, para nada, pero sí que fueron perdiendo fuerza y vigor a la par que aparecía Halloween.

A día de hoy pienso que no es malo (incluso es recomendable y compatible) conservar lo mejor de las tradiciones populares al tiempo que nos adaptamos a los nuevos tiempos. Siempre me ha quedado grabada la frase de Charles Darwin, que allá por 1859, en el famoso libro El origen de las especies, dijo: «Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio». Y es así como es, nos guste o no: hay que adaptarnos a los nuevos tiempos. A mi ahora Halloween me parece divertido. Mis peques se lo pasan pipa disfrazándose de calabaza, bruja o fantasma. Y es una manera más jocosa de tratar los temas del más allá, sobre todo con nuestros hijos e hijas. Así que nosotros, sin pensar que debamos perder las tradiciones, decimos que sí somos de Halloween, ¿y ustedes?