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Hace tiempo que el REB dejó de interesarme gracias a los partidos políticos, que han dado prioridad a sus intereses partidistas por encima de las necesidades de Baleares.

Recordemos que el REB nació a principios de la década de los 90 cuando Gabriel Cañellas era presidente del Govern y Jaume Matas conseller d’Economia. También conviene destacar que cuando el Parlament impulsó el primer REB los socialistas se opusieron porque decían que «Balears no puede convertirse en un paraíso fiscal». Y votaron en contra. Finalmente el texto salió adelante en el Congreso de los Diputados, aunque cualquier parecido con el primer texto era pura coincidencia.

El principal avance de aquel REB era que se incluía que el descuento para residentes pasaba del 10 al 33 %, además de mejoras fiscales para el transporte en el caso de empresas.

Han pasado casi 30 años y seguimos discutiendo sobre el REB a raíz del texto tomado en consideración en el Senado gracias a la alianza (y esto sí que tiene miga) de PP, Vox y Més per Mallorca, partido que tanto le da por pedir a las víctimas de ETA que se disculpen como por pactar con la «extrema derecha fascista».

A pesar de haber superado este trámite tan mediático y que ha sentado tan mal a la presidenta Armengol sigo confiando muy poco en el REB, aunque al menos hemos sabido que los socialistas de las Islas prefieren ser sumisos a Pedro Sánchez que defender los intereses de Balears.

También esperaba un poco más de esfuerzo de los portavoces del PSOE (Cosme Bonet y Silvia Cano) a la hora de justificar el voto en contra de una ley que es exactamente igual al que aprobaron hace unos años en el Parlament. Bonet habla de deslealtad por parte del PP porque propone este documento en lugar de esperar a la negociación entre los dos gobiernos. El senador socialista ya lleva bastante tiempo en política (no se le conoce otro oficio) para saber lo de la división de poderes y todo eso, y que una ley da muchas más garantías que un acuerdo entre dos gobiernos que puede cambiar a la siguiente legislatura. En lugar de dimitir por haber perdido la votación en el Senado, Bonet echa culpas a los demás que simplemente están haciendo su trabajo, que no es otro que presentar leyes en las instituciones que están para eso. Si han cambiado las normas y son los gobiernos los que tienen que negociar igual convendría que el propio Bonet dejase su cargo en el Senado y los ciudadanos se ahorrarían un dineral.

También es llamativa la postura del senador Llorenç Vidal, de Més, que dice que la propuesta del PP es demagógica pero ha votado a favor, lo que seguramente ha aliviado a sus socios de gobierno en Balears, sobre todo al PSOE.

Personalmente creo que hay que sacar una lectura positiva de esta polémica. Durante años se ha dicho que el Senado no servía para nada y algunos partidos han llegado a decir que podía cerrarse, que sus integrantes iban al bar a beber gin tonics por 3 euros la copa y a bañarse a la piscina que dicen que hay en el edificio, pero si alguien se lo propone (ahí se demuestra que el ibicenco Marí Bossó sabe lo que tiene entre manos) el Senado sí puede ser útil y con ganas de trabajar hasta puedes iniciar la tramitación de alguna ley mientras los gobiernos alargan las negociaciones para no llegar nunca a un acuerdo. Por lo tanto, no se les ocurra cerrar el Senado. Es útil.