Tanto mi maestro de doctorado, de Dictadología Tópica, Camilo José Cela Trulock, como mi amigo –a quien de tanto en tanto veo en Madrid– Basilio Baltasar, han puesto al hotel Formentor, que ahora está rehaciendo piedra a piedra y con mucha precisión histórica, ecológica y modernidad ese magnífico arquitecto que es Carlos Lamela; han puesto, decía, este legendario hotel –capricho de un argentino millonario (1929)– en lo más alto del ‘candelabro’ literario internacional por mor de las conversaciones y reuniones literarias que allí se llevan periódicamente a cabo (menos por razones de fuerza mayor, como ocurre este año) y por las que han pasado la crema de la crema de las mejores plumas (desde Vicente Aleixandre o Italo Calvino a Carlos Fuentes). Pero, me recuerda mi compadre Antoni Nadal, y ese asunto ya lo han comentado más de una vez Andreu Manresa, Carme Riera o Lucía Garau, que hubo un antes de Camilo José Cela y de Basilio, y ese fue el conde Hermann Graf Keyserling que organizó en 1931 la Semana de la Sabiduría a la que asistió gratis total nada menos que Ramón Gómez de la Serna, según cuenta él mismo en su Automoribundia. Veamos con más enjundia ese asunto.
El conde Keyserling en Mallorca
23/10/21 3:59
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