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La tensión provocada por los socios nacionalistas de Francina Armengol por la supuesta ‘agresión lingüística’ a una paciente por parte de una médico en el centro de salud de Son Pisà, en Palma, parece destinada al consumo interno de las bases más radicales de la formación descontentas con la escasa proyección de su partido a pesar de formar parte del Govern. La misma Armengol se ha plegado a las demandas de Més al precio de desautorizar a su consellera de Salut que había dado el incidente por cerrado.

Los hechos: el hijo de una señora de 79 años denuncia que la doctora «no quiso entender en catalán» a su madre. A partir de ahí los más enragés montan en cólera y su campaña llega al extremo de plantar una pintada intimidante en la pared del ambulatorio. Sin embargo, la información recabada por la conselleria de Salut, dependiente del PSOE, concluye que «la profesional proporcionó una consulta adecuada desde el punto de vista de la atención sanitaria, con entendimiento entre ambas partes en todo momento» aduciendo como pruebas la prescripción del tratamiento adecuado a la dolencia de la señora y la cita para el seguimiento de la misma. La doctora, por su parte, aseguró que entiende perfectamente el catalán y que informó a la señora de que iba a dirigirse a ella en castellano porque se maneja mejor en su lengua materna, añadiendo que nunca ha pedido a ningún paciente que cambie el idioma.

A pesar de las explicaciones, la Dirección General de Política Lingüística y la Oficina de Defensa de los Derechos Lingüísticos, bajo control de Més – por estructuras burocráticas no va a quedar, que son muchos a colocar- quieren sanciones con un evidente tono ejemplarizante. Aunque la parroquia radical sea puramente testimonial en número de votos, Més no puede dejarla de lado, de ahí la magnificación en términos casi bélicos del encuentro médico – paciente. Quizá por las incertidumbres que se ciernen sobre su futuro político, el partido lleva meses con los preparativos de las próximas elecciones, por precipitado que pueda parecer: salvo adelanto improbable la convocatoria no será hasta el tercer domingo de mayo de 2023. Y lo hace poniendo el acento en planteamientos de izquierda más que en aspectos identitarios, sin duda consciente de que la realidad viene determinada por la demografía. Sólo el 53,8 % de la población de Baleares ha nacido en las Islas y en ese guarismo hay que incluir a los isleños de segunda generación cuyos progenitores proceden de otros lugares. No debe extrañar, pues, que de un tiempo a esta parte, los primeros nacidos cada año, recogidos tradicionalmente por los medios, se llamen Jennifer, Ahmed o César Alfredo. Para Més, el referéndum de autodeterminación se posterga hasta 2030, como los independentistas catalanes de ERC, el espejo en el que se miran los soberanistas autóctonos.

Es obvio que la lengua es el instrumento fundamental de integración, pero quizá el mejor camino sea el de la seducción y no la imposición. No hay indicios que permitan pensar que la lengua se vive con el dramatismo que pretenden los radicales de un signo y los extremistas del otro, que también los hay. Preguntémonos, con Alexis de Tocqueville, ¿qué es una reunión de seres racionales e inteligentes en la que la fuerza es la única relación?