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Gobierno y sindicatos han acordado subir 15 euros el salario mínimo sin acuerdo con la patronal. Es fácil que uno piense lo malignos que son estos empresarios que no son capaces de pagar 15 míseros euros cada mes a un trabajador con la pasta que ganan. Y puede que haya casos, evidentemente. Pero es un razonamiento muy simple que debe ser matizado con algunos aspectos. El primero es que un empresario no siempre gana dinero. El segundo, estamos en plena crisis económica y no parece el mejor momento para subir los costes de manera general a las empresas. Y el tercero, que puede justificar el bloqueo en bloque, es que justamente, la Administración en su conjunto, es el mayor cliente que tienen las empresas de este país. Millones de trabajadores prestan sus servicios a empresas con contratas por el Estado, adjudicaciones que en la mayoría de los casos se han conseguido por precio, es decir, por ofertas a la baja y sueldos muy justos. Es la propia Administración la primera que quiere pagar una miseria a las empresas que trabajan para ellas. Por eso indigna que el Gobierno de Sánchez vaya de solidario, obligando a las empresas que contrata apretando, a pagar más a sus trabajadores cuando luego los contratos públicos ni se revisan y además se adjudican por precio. A eso se le llama invitar a beber y que pague otro. Pagas, pero se te queda cara de tonto.