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La semana pasada el mundo quedó conmocionado con el rápido avance de los talibanes hacia Kabul en una especie de paseo sin interrupciones y sin apenas resistencia.

Afganistán siempre ha sido llamado la tumba de los imperios, desde Alejandro Magno , pasando por los británicos o los soviéticos. Ahora, tras más de veinte años, el ejército de los EEUU ha salido por piernas como hicieron en tiempos de Saigon.

Puede que todos los talibanes sean de etnia Pastun, pero no todos los pastunes son talibanes. También es mentira que las niñas no pueden ir a la escuela, porque la auténtica verdad es que solo pueden ir a clases del Corán. Tampoco crean ustedes en la aparente bondad de talibanes, que necesitan ser reconocidos por la Comunidad Europea, las Naciones Unidas y todo occidente para poder hacer negocios. Pero quien crea que Norteamérica va a dejar de ganar dinero con el opio, el petróleo y los minerales que tanto abundan en esas tierras, está muy equivocado, y más cuando Rusia y China ya han mostrado interés en llevarse bien con el régimen talibán. América siempre necesitará tener a terroristas islamistas para usarlos cuando los intereses geopolíticos sean necesarios. Les importa un comino el sufrimiento de la mujer afgana o el asesinato en los juicios sumarísimos contra traductores, militares y demás personal que colaboró con el enemigo invasor.

Trump fue quien empezó con la idea de abandonar Afganistán, y Biden lo ha continuado con el error de querer imponer un sistema democrático occidental, lo que es un craso error porque los talibanes son tribus que nada tienen que ver los unos con los otros y la democracia es imposible. Sólo el tiempo nos hará ver las cosas. De momento, caos, muerte y sufrimiento del pueblo afgano y las mentiras de los medios occidentales.