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Hace años, en una entrevista de televisión en el Pirulí de Madrid, me hicieron repetir la toma con esta advertencia: «Ahora contestas la misma pregunta, pero en lugar de decir tres cosas, dices sólo una, y ni aun así te van a escuchar». Tenían razón: la gente suele ‘mirar’ televisión, no ‘escuchar’. Oír sí, oír es otra cosa: oír como quien oye llover. Lo mejor sería el viejo eslogan «ver, oír y callar». Pero por lo general la gente incumple lo de callar. Suele abordar a los presentadores, a los entrevistados, y decirles: «Te vi en televisión, tienes un pequeño tic y haces así». «Vaya, vaya, ¿y qué dije?» «Ah, no lo sé». Otros dicen: «lo que dijiste en el periódico está muy bien». Pero, ¡no era en televisión? No, lo que dijiste en La Vanguardia . ¿Pero qué vanguardia?... Cuentan que una vez vino García Márquez a Menorca para pescar raors –papagallos con Juan Luis Cebrián y la gente le decía: «Usted ganó el Premio Nobel, usted es Vargas Llosa ». Esto se llama «oír campanas y no saber dónde».

No hace mucho me llamaron para una entrevista en el sofá de Cinc dies , el magazín de les horabaixes en IB3 Televisión, que dirige Sebastià Munar y presentan Marga Garau, Jaume Noguera y Alba González ( Cinc dies, darrera hora ). Acudí con la presidenta del Cercle Artístic de Ciutadella, Lina Pons Massanet , y con la cocinera Antònia Pons Marqués ( Mi mundo cocinando ). Yo ya sabía lo de la gente sólo mira etc. Para acudir a uno de estos platós hay que cruzar el mar y la isla de Mallorca hasta llegar a Calvià (lo de Madrid es todavía más duro). Es preciso trasladar a los invitados al programa hasta Nova Televisió –esta vez se encargó Daniel –, darles de comer, regresarles a casa, y esto cinco días por semana. Se trata de entretener al público, que como hemos visto tiene muchas otras cosas en las que pensar. En este caso hablaban de Ciutadella, con un corresponsal avispado, alegre, dicharachero, el cantante Bep Marqués . Ciutadella de Menorca frente a Ciutat de Mallorca (o de Mallorques). En este caso también entretuvieron –divirtieron– a los invitados, lo cual no está nada mal. Enhorabuena.