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Hace ya bastantes años algunas formaciones políticas defendieron los papeles para todos. Sin entrar demasiado en el fondo de la cuestión, al tratarse de un simple eslogan oportunista, lo que se proponía era que cualquier persona que llegase a España, y por supuesto a Baleares, tuviese los mismos derechos que cualquier ciudadano español, convirtiéndose en el primer país del mundo en aplicar dicha política. Ni los países de origen de la gran parte de los migrantes que llegan a España han defendido nunca los papeles para todos y eso lo saben todos aquellos que hayan viajado un poco y han vivido los estrictos controles en los aeropuertos.

Han pasado los años y el tema de la migración ha empeorado, pero después de tantos discursos y eslogans la situación para ellos al llegar a Baleares no ha mejorado ni un ápice. Mucho me temo que los migrantes que llegaban a las Islas hace dos décadas eran tratados mucho mejor que ahora.

Tampoco hemos de olvidar la campaña dirigida por la hoy consellera de Política Social, Fina Santiago , por la muerte de un ciudadano sin papeles pese a ser tratado inicialmente en la sanidad pública y que, como todo el mundo sabe, los jueces eximieron de cualquier responsabilidad a los entonces altos cargos de la Conselleria de Salut. El asunto dio hasta para un documental realizado precisamente por el hoy concejal Alberto Jarabo , aunque sin incluir la decisión judicial a favor del entonces Govern, que hizo las cosas conforme a la ley. La puñetera manipulación, ya saben, pero el ruido que se hizo durante meses y meses fue extraordinario y magníficamente orquestado por dirigentes de la izquierda balear, que hay que reconocer que para estas cosas son muy competentes.

Pues bien, de aquellos papeles para todos, pasando por el episodio del malogrado Alpha Pam , vivimos ahora una avalancha de personas que llegan en pateras gracias a mafias organizadas y que, al pisar territorio balear, tienen que dormir en el aparcamiento de las dependencias policiales con temperaturas que superan los 40 grados, algunos durmiendo en colchones en el suelo en una situación tercermundista, como se ha podido ver en el magnífico reportaje publicado en este mismo periódico. Como estos migrantes no están más de 48 horas en España, la consellera Fina Santiago no parece muy preocupada por el asunto y no se muestra muy sensible por el hecho de que duerman en un aparcamiento gracias a la gestión del ministro Marlaska , que o no se entera de nada o miente descaradamente, y la delegada del Gobierno, Aina Calvo , más efectiva en machacar a multas a los propietarios de bares que en buscar un alojamiento digno durante 48 horas a los que han navegado durante días en un pequeño bote hasta llegar a las costas de Baleares. Estoy convencido de que Fina Santiago sería igual de comprensible con la gestión del Gobierno si no gobernasen sus socios de gobierno, aunque mucho me temo que si los migrantes hubiesen dormido en un aparcamiento con Rajoy en Moncloa la ahora consellera ya hubiese convocado 6 ruedas de prensa y hubiera convocado varias protestas delante de Delegación del Gobierno.

El asunto ahora es: ¿estamos realmente preparados para recibir a docenas de refugiados afganos o nos encontramos de nuevo ante otro postureo electoral? Tengo muy claro que el problema de la migración es muy difícil de resolver, pero mientras tanto eviten la demagogia. Porque, como diría la propia Santiago, «son personas».