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Una de las imágenes de Palma que nos han caracterizado ha sido la de los artistas callejeros en San Miguel, en la Plaza Mayor o a los pies de la Catedral. Una ciudad en la que se ven a artistas pintar, danzar, hacer de estatuas, teatro de guiñol, etc es una ciudad viva y alegre; que mira con ilusión el futuro.

El otro día caminaba por San Miguel y no vi nada de eso, salvo algún pseudoartista que mostraba sus fotocopias sin talento alguno. Por ello, me acerqué al estudio del artista callejero más interesante de Palma, Marlo Salazar , y su compañera, Sofía Petrova . Allí le encontré, trabajando y rodeado de dibujos, cuadros, autómatas que él mismo construye, máscaras y esculturas inquietantes. Le pregunté qué pasaba que no veía artistas callejeros como antes. Me respondió que todo era culpa del Ayuntamiento de Palma y de políticos como Alberto Jarabo , Claudia Costa o Marcos Cañabate . Le pregunté si era por culpa de la COVID-19 y me respondió que no, que, en la calle, los artistas trabajan con mascarilla. El problema es que abrieron la inscripción casi sin avisar, sin informar de la oficina de registro y que unas 1.600 personas hacían cola para poder trabajar en la calle. Y este año, inexplicablemente, a personas como Marlo, que lleva más de veinte años sin faltar a la cita, se lo han negado. Y lo que no entiende es que pseudoartistas, que jamás han pintado, han sido aceptados, dejando tirados a artistas de nivel y amplia trayectoria como Martí Company , que, por cierto anda, mal últimamente de salud y necesita de ganarse la vida pintando, o al propio Salazar.

La clase política debería tener más respeto hacia los artistas y no usarlos solo cuando les conviene en épocas de elecciones. Y esto lo digo yo, no Marlo, que pasa de políticos y guerras partidistas. Está bien exigir cierto grado demostrable de profesionalidad a gentes que recorren todo el mundo creando y dando ilusión y una sonrisa en los tiempos que vivimos. De hecho, los turistas se fotografían con ellos y hablan bien de una Palma ilusionada. Sepamos vender mejor Mallorca dando más posibilidades de ganarse la vida a los artistas y más si solo viven de eso y son puros. Gracias, Marlo y Sofía por abrirme los ojos.