TW
0

Nunca creí que escribiría un artículo sobre Leo Messi. A veces no somos los articulistas quienes elegimos nuestros temas, sino los temas los que nos escogen a nosotros. Se instalan en nuestra mente por una u otra razón y no nos abandonan hasta que nos fijamos en ellos. Son como vocecitas insistentes que nos insisten, reclaman, y hasta martillean el pensamiento. Eso es lo que me ha ocurrido.

Ni me apasiona el fútbol ni he seguido demasiado la meteórica carrera de Messi. Tampoco tengo conocimientos deportivos o del poderoso mundo económico que gira entorno a un macroequipo como el Barça. Aunque está claro que siempre me he sentido del Barça, es evidente que mis razones no son para nada deportivas. Es aquello de que el «Barça és més que un club», una frase absolutamente cierta que me ha hecho vivir momentos de alegría por los triunfos del equipo. Me cuentan que a principios del verano la renovación de Messi se daba por descontado. Tanto el club como el jugador deseaban una continuidad, porque incluso los que no sabemos casi nada de fútbol intuimos que el jugador tiene el alma blaugrana. Sin embargo, las cosas se pueden torcer en un momento. El Barça ha emitido en un comunicado que, a pesar de sus deseos, no renovará a Messi. Aluden a obstáculos económicos y estructurales provocados por LaLiga española.

No estoy capacitada para profundizar en esos temas. Sin embargo, aún puedo ver el entusiasmo en el rostro de mi marido, cada vez que Messi marcaba un gol. Recuerdo su alegría, la luz que había en sus ojos al contemplar las ‘azañas’ del jugador en el campo. Mi marido murió hace seis meses. En mi cerebro, conservo las imágenes de aquellos comentarios maravillados que yo escuchaba con una sonrisa. Puedo sentir su expectación ante cada jugada, sus exclamaciones, su felicidad. Por Joan escribo sobre Messi. Quizás, cuando hablamos de quienes admiraron los que ya no están, solo busquemos una excusa para recordarles. Para recordarle.

Sé que hoy, él hubiese sentido decepción y tristeza. Con estas líneas solo pretendo ser un espejo pequeño que perpetúe su vida en este mundo.