TW
0

Así, francamente, no va a haber manera. La Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos ha cambiado de un día para otro los requisitos necesarios para recibir la consideración de astronauta y no solo lo ha puesto imposible sino que le ha quitado toda la gracia al asunto: a partir de ahora para que te llamen astronauta resulta que tienes que serlo de verdad. Esto es, que no solo será imprescindible que el cohete supere la Línea de Kármán y con ella los 100 km de altitud que establecen la frontera entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior, que con eso más o menos ya contábamos, sino que además durante el vuelo tendrás que llevar a cabo, según han hecho público mediante un comunicado muy serio, «acciones esenciales para el bienestar público o que contribuyan a la seguridad de los viajes al espacio».

Ya me dirán quién va a poder convertirse en astronauta con semejantes exigencias. Lo que proponía Richard Branson era bastante más democrático y, lo crean o no, mucho menos elitista. Piénsenlo: ojalá todo en la vida fuera solo cuestión de dinero. Es verdad que igual tampoco era del todo justo –para empezar, salía un tanto carillo–, pero ya era un avance con respecto a la situación anterior, en la que te exigían pasar por todo un completo proceso de selección por parte de la NASA en el que encima no te prometían nada. Y para qué son los ahorros si no es para poder permitirte este tipo de caprichos después de jubilarte. Además, ni que pretendieras pilotar tú el cohete.